Crónica:18ª jornada de Liga

El Barça gana tiempo en Mallorca

Márquez y Henry deciden a favor de los azulgrana en un partido de juego muy indefinido

Eto'o triunfó hace años en Mallorca y en Mallorca cuajó ayer el mensaje resultadista del delantero del Barça por más misas que cante Rijkaard. A los azulgrana les alcanzó con un cabezazo de Márquez a la salida de un córner y un remate de Eto'o para sacar adelante un partido que inicialmente desmereció la noche de Reyes y al final hasta pareció un festival de Henry. Atrapado por la crudeza del invierno después de gandulear en verano, el barcelonismo necesita ganar tiempo y consecuentemente vive del marcador, y un 0-2 siempre es reparador en días de tensión.

La directiva está a expensas d...

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Eto'o triunfó hace años en Mallorca y en Mallorca cuajó ayer el mensaje resultadista del delantero del Barça por más misas que cante Rijkaard. A los azulgrana les alcanzó con un cabezazo de Márquez a la salida de un córner y un remate de Eto'o para sacar adelante un partido que inicialmente desmereció la noche de Reyes y al final hasta pareció un festival de Henry. Atrapado por la crudeza del invierno después de gandulear en verano, el barcelonismo necesita ganar tiempo y consecuentemente vive del marcador, y un 0-2 siempre es reparador en días de tensión.

La directiva está a expensas de que el equipo reaccione, y los jugadores parecen aguardar a que intervenga la junta ante la desmoralización de la hinchada. Así se presentan momentáneamente las vigilias de cada partido. El de anoche se resolvió a su favor y, por tanto, no habrá mayor novedad hasta la próxima contienda. La actitud contemporizadora del Barça resultó descorazonadora también en Mallorca por más que se apuntara un triunfo vital. No hay manera de identificar al grupo de Rijkaard porque el entrenador abona igualmente la confusión. A juzgar por la formación del Ono Estadi, el clásico fue un partido con vida propia, nada que ver con los futbolistas que protagonizaban el remonte desde la caída de Getafe, sobre todo porque Ronaldinho y Deco, protagonistas ante el Madrid, ayer no figuraban en la alineación. Ausente el uno y suplente el otro, Rijkaard volvió sobre sus pasos y recuperó a Gudjohnsen y a Giovani.

MALLORCA 0 - BARCELONA 2

Mallorca: Lux; Varela, D. Navarro, Nunes, Navarro; Jonás, Basinas (Trejo, m. 71), Pereyra, Arango; Ibagaza (Borja, m. 78); y Güiza (Víctor, m. 48). No utilizados: Moyà, Ballesteros, Molinero y Tuni.

Barcelona: Valdés; Puyol, Márquez, Milito, Abidal; Xavi, Touré (Edmilson, m. 70), Gudjohnsen (Bojan, m. 46); Giovani (Henry, m. 63), Eto'o e Iniesta. No utilizados: Oier, Zambrotta, Thuram y Deco.

Goles: 0-1. M. 62. Márquez remata con la cabeza un saque de esquina lanzado por Xavi. 0-2. M. 92. Eto'o culmina una jugada de equipo desde fuera del área.

Árbitro: Ramírez Domínguez. Mostró la cartulina amarilla a Giovani, Touré, Trejo y Puyol.

Ono Estadi. 24.000 espectadores.

La actitud contemporizadora azulgrana resultó descorazonadora
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El mexicano refleja mejor que nadie la indefinición barcelonista. A día de hoy se ha amanerado porque quiere parecerse tanto a Ronaldinho que ha dejado de ser un extremo que desbordaba y provocaba repetidas situaciones de superioridad. Giovani actúa con los galones de figura cuando todavía no juega como un titular del Barça. No es sólo una cuestión personal, sino de mecánica de equipo. Tanto trasiego de futbolistas ha afectado a la mecánica del juego. Al Barça le cuesta reconocerse, de manera que los cambios de posición se suceden ante la falta de sintonía entre medios y delanteros, necesitados del lesionado Messi, siempre dispuesto a simplificar las disfunciones colectivas. La discontinuidad azulgrana fue manifiesta hasta el descanso.

Al Mallorca le alcanzó con una buena defensa, unas cuantas transiciones y las recepciones de Güiza para desmontar de salida a la línea media del Barça, sostenido por el intervencionismo de los centrales. Los azulgrana las pasaron canutas durante media hora, hasta que Iniesta se transformó como centrocampista porque no recibía la pelota como delantero, más que nada porque Gudjohnsen no ejercía ni de una cosa ni de la otra, incapaz ya de saber qué se espera de sus servicios, y Eto'o tampoco entraba en juego. Los remates de media distancia, en cualquier caso, subrayaban regularmente el mejor posicionamiento del Mallorca, directo y agresivo, ganador en las segundas jugadas -los balones divididos- de las situaciones de conflicto.

Al Barcelona le perdían de nuevo la especulación y la conducción. Rijkaard encontró alivio en la rueda de cambios. El técnico recurrió a Bojan al tiempo que Güiza se retiraba por una lesión. El partido viraba de alguna manera a favor del Barça, que se convirtió cuando menos en protagonista de la noche, condición que asumió el Mallorca, cuyos mejores partidos responden a espectaculares remontes. Le encantan los arrebatos, y ayer nadie le llamaba a ninguna heroicidad, sino a la vida contemplativa.

Justo cuando se extendía el aburrimiento, rompió el encuentro de forma inesperada. Jonás profundizó por dos veces hasta la línea de fondo y puso dos centros que los buenos delanteros acostumbran a rematar a la red. A la pelota, sin embargo, no llegaron ni los delanteros ni los volantes. La respuesta azulgrana fue instantánea porque a la segunda oportunidad del Mallorca siguió un contragolpe armado por Bojan e Iniesta y finalizado por Eto'o. El balón acabó en el banderín de córner y el saque de esquina de Xavi fue cabeceado por Márquez.

El Barça se apuntaba la victoria en el primer remate entre los tres palos. El instinto de supervivencia le permitió entonces blindar el triunfo con un interesante tramo final amenizado por Henry, que ofreció tres jugadas muy interesantes: una fue gol, que el árbitro no concedió; otra fue neutralizada por el portero y la tercera acabó remachada por Eto'o. Ausentes Ronaldinho, Deco y Messi, la victoria adquirió para el Barcelona la importancia que el juego le negó. Despertó a tiempo el Barça en Mallorca, y el entrenador dispone de más tiempo para rearmar al equipo en la línea apuntada antes de que le venciera el clásico. Aparcado Ronaldinho y expectante Laporta, manda Rijkaard.

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