Análisis:EL ACENTO

La edad es lo de menos

De forma prácticamente simultánea, dos de las grandes empresas españolas han roto las fronteras de edad establecidas en sus estatutos y van a permitir la jubilación de los miembros de sus consejos y, por tanto, de sus presidentes, más allá de los tradicionales 65 años. El presidente de Telefónica, César Alierta, y el del BBVA, Francisco González, ya no estarán obligados a dejar los bártulos y retirarse a una edad en que, según la nueva percepción social, las personas todavía tienen mucho que decir y hacer personal y profesionalmente. Dicen en Telefónica y en el BBVA que los estatutos recogen l...

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De forma prácticamente simultánea, dos de las grandes empresas españolas han roto las fronteras de edad establecidas en sus estatutos y van a permitir la jubilación de los miembros de sus consejos y, por tanto, de sus presidentes, más allá de los tradicionales 65 años. El presidente de Telefónica, César Alierta, y el del BBVA, Francisco González, ya no estarán obligados a dejar los bártulos y retirarse a una edad en que, según la nueva percepción social, las personas todavía tienen mucho que decir y hacer personal y profesionalmente. Dicen en Telefónica y en el BBVA que los estatutos recogen las recomendaciones del Código de buen gobierno firmado por Manuel Conthe. Es una explicación ambigua. El manual del ex presidente de la CNMV no menciona una edad de jubilación para consejeros y presidentes, pero el silencio no equivale a una recomendación explícita para modificar una norma de aplicación interna. Así que el Código Conthe,

en este caso, sólo puede interpretarse como justificación oportuna.

Hay diferencia en las nuevas normas que se aplican el BBVA y Telefónica. En el banco, la edad de jubilación obligatoria se coloca ahora en 70 años, mientras que en el caso de Alierta simplemente se suprime toda barrera. Alierta, como Emilio Botín en el Banco Santander, podrá seguir en el cargo si sus accionistas lo creen conveniente. Más allá de lo llamativo que resulta que compañías que han ejecutado numerosas prejubilaciones decidan ahora no limitar la vida laboral de sus consejeros, la cuestión es quién decide tal conveniencia y qué condiciones objetivas deben darse para relevar al presidente

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de una compañía.

El lugar común dice que tal decisión corresponde al Consejo de Administración; pero un consejo constituido correctamente, con la debida proporción de representantes del capital y de consejeros independientes.

La cuestión no es la fecha que figura en el documento nacional de identidad de Francisco González, César Alierta o de Emilio Botín, sino si los órganos de representación de sus empresas están construidos con

los equilibrios adecuados. Si es así, la edad es lo

de menos.

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