Análisis:A la parrilla

Logopedia

El rey fue escueto en su frase, y la separación de los duques no tuvo siquiera un comunicado, pero eso a ellos no les importa. Los tertulianos no tienen quien les mande callar. La verborrea empezó el domingo, rebrotó el martes por la tarde, y continúa. El miércoles por la noche en Territorio comanche (Telemadrid) ese experto en casas reales que es Jaime Peñafiel fue el primero en encarar el lado inmobiliario del drama: Marichalar seguirá en su gran ático y la infanta se muda a "un adosado pequeñito de doscientos y pico metros". A la misma hora, en Si yo fuera tú (Antena 3)...

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El rey fue escueto en su frase, y la separación de los duques no tuvo siquiera un comunicado, pero eso a ellos no les importa. Los tertulianos no tienen quien les mande callar. La verborrea empezó el domingo, rebrotó el martes por la tarde, y continúa. El miércoles por la noche en Territorio comanche (Telemadrid) ese experto en casas reales que es Jaime Peñafiel fue el primero en encarar el lado inmobiliario del drama: Marichalar seguirá en su gran ático y la infanta se muda a "un adosado pequeñito de doscientos y pico metros". A la misma hora, en Si yo fuera tú (Antena 3), careo a otro que no tiene problemas de espacio en la vivienda, Paco Marsó, en su eterno trance de separarse de Concha Velasco. El jueves, entre el florilegio del chisme, me quedo con el largo debate de 360 grados, conducido por Roberto Arce (Antena 3). En la primera parte, 'Juan Carlos versus Chávez', se oyen cosas muy sensatas (al periodista Javier Nart) y muy pintureras (a Pilar Rahola, ahora por lo visto también periodista). Pero la causa del cacique de Venezuela la defiende con agilidad su valedor Juan Carlos Monedero (que toca la fibra sensible del consumidor dando las cifras astronómicas de lo que gana allí Telefónica), y muy empalagosamente la fiscal, la locutora venezolana Nitu Pérez. Arce conduce el debate con seriedad, aunque en el plató flota un ligero aire corazonesco. En la segunda parte, los Lugo.

Se agradeció por ello ayer viernes que Concha García Campoy, aun no pudiendo evitar la logomaquia borbónica, introdujera una nota de humor en Las mañanas de Cuatro, llevando a su magacín a David Jiménez. No se trata de un ignoto dictador iberoamericano ni de un segundo hombre en la crisis de la pareja regia, sino del reportero de Cuatro que en un directo se trabucó, diciendo que los reyes de España, en vez de en el coche oficial, "se meten en el coño". Jiménez parecía genuinamente arrepentido.

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