CONVERGÈNCIA I UNIÓ

CiU subrayará el centrismo para atraer votantes del PSC y el PP

La dirección de Convergència i Unió (CiU) opina que las legislativas de marzo de 2008 serán las primeras elecciones en que el democristiano Josep Antoni Duran Lleida podrá medirse netamente con sus rivales y demostrar su empuje como candidato porque, en este sentido, las de 2004 fueron "atípicas" por los brutales atentados islamistas del 11-M. Las encuestas de entonces les otorgaban 13 diputados, 3 más de los que obtuvieron en las urnas. Ahora, los nacionalistas están convencidos de superar esa cifra. Un modesto crecimiento muy alejado de aquellos 18 escaños que consiguió Miquel Roca a finales...

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La dirección de Convergència i Unió (CiU) opina que las legislativas de marzo de 2008 serán las primeras elecciones en que el democristiano Josep Antoni Duran Lleida podrá medirse netamente con sus rivales y demostrar su empuje como candidato porque, en este sentido, las de 2004 fueron "atípicas" por los brutales atentados islamistas del 11-M. Las encuestas de entonces les otorgaban 13 diputados, 3 más de los que obtuvieron en las urnas. Ahora, los nacionalistas están convencidos de superar esa cifra. Un modesto crecimiento muy alejado de aquellos 18 escaños que consiguió Miquel Roca a finales de la década de los ochenta.

- Discurso. Duran verbaliza un discurso que, para muchos, supone una reedición del de Miquel Roca. Neorroquista se le ha bautizado. Centrista, no rupturista con España, pragmático, ambiguo en las reivindicaciones nacionalistas, de alto contenido programático y transversal en lo ideológico. Un claro ejemplo fue la conferencia que pronunció el pasado martes en el Círculo Financiero de La Caixa, aplaudida por todo el sector empresarial. Sin embargo, en algunos asuntos destila demasiada carga democristiana, como en su numantina defensa de la familia tradicional o su oposición a ciertos derechos de los homosexuales, apunta un dirigente de Convergència. El principal escollo, que señala un observador político catalán, es que la Cataluña de los ochenta, cuando triunfó el roquismo, no se parece a la de 2008 y quizá, por ese motivo, las palabras de Duran pueden sonar un tanto atávicas.

Duran representa el estilo neorroquista, con un discurso moderado y central
La reciente crisis de la federación puede acarrearle un voto de castigo de CDC
En 2004, CiU obtuvo uno de sus peores resultados: 10 diputados

Este mensaje moderado puede abrirle a CiU la puerta de los votantes del Partido Popular desencantados por la deriva ultraconservadora de Génova y la defenestración del moderado Josep Piqué en Cataluña. Pero al tiempo, retraer al elector convergente más soberanista que censura la voluntad colaboracionista de Duran con el futuro Gobierno español. Esta actitud también frenaría a CiU en su intento de captar votantes de Esquerra Republicana desengañados con el tripartito.

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En cualquier caso, Unió y Convergència deberán esforzarse para interpretar, sin notas falsas o chillonas, la misma partitura: los primeros con un discurso moderado que no rechine con el soberanista que verbalizan últimamente los convergentes.

- Crisis en la federación. Josep Antoni Duran Lleida se ha labrado muchos enemigos en Convergència, sobre todo a raíz de la última crisis de dos meses atrás, cuando aplazó su designación como candidato por la deriva soberanista de Artur Mas y los suyos.

No son pocos los dirigentes democristianos que admiten que ese envite le pasará factura al líder de Unió. No obstante, se muestran esperanzados en que sus socios convergentes no pondrán demasiados palos en las ruedas porque en marzo la federación se juega obtener alguna parcela de poder o quedar anclada en la fría oposición no sólo en Cataluña, sino en Madrid.

A favor, apuntan ambos partidos de CiU, tienen que por fin se ha aclarado el reparto de papeles entre Artur Mas y Josep Antoni Duran, a semejanza de lo que hacían Jordi Pujol y Miquel Roca. Mas monopolizando la política catalana y Duran como gran intermediario de los intereses catalanes, públicos y no tan públicos, en Madrid.

- Bipolarización. En CiU son conscientes de que unas generales se disputan principalmente entre dos equipos, PSOE y PP. Los comicios de 2004 fueron un ejemplo de esta tesis. Pero los nacionalistas confían en que Duran, un candidato que no despierta una radical antipatía entre la ciudadanía, sea capaz de atraer a votantes desencantados de uno y otro partido. "Difícilmente un votante tradicional socialista, afectado por ejemplo por la crisis de Cercanías, optará ahora por votar al actual PP. Puede inclinarse por Duran, pero veremos si el democristiano es capaz de conseguirlo", señala un dirigente de CDC. Pero la desafección política habitualmente se traduce en un incremento de la abstención y no en un cambio en el sentido del voto.

- Candidatura y programa. Los nacionalistas intentarán renovar algunas listas. En Barcelona son poco probables los cambios, pues los primeros puestos ya están otorgados. Además, la ley obliga a presentar candidaturas paritarias, lo cual supone desplazar a algunos diputados. Pero habrá cambios en los primeros puestos de Lleida -Pere Grau no repetirá- y otros en Tarragona y Girona. Respecto al programa, CiU ha organizado siete conferencias sectoriales para que la sociedad civil aporte sus propuestas en materia de seguridad, economía, vivienda, infraestructuras, educación, familia e inmigración.

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