Una instalación en Caixafòrum recrea el 'Negro de Banyoles'

El montaje 'Happy Family' muestra al bechuana disecado y a Darder

En Banyoles se ha hecho todo lo posible para borrar hasta el recuerdo del hombre negro disecado que durante años se expuso en las salas del Museo Darder de Historia Natural. Sin embargo, hay quien se empeña en recordar, como Rafel Bianchi (Olot, 1967), que dedica al museo y a su fundador Francesc Darder, símbolo del pensamiento naturalista de su época, la instalación Happy Family, que se presenta en el Espai Montcada de Caixafòrum, hasta el 30 de diciembre. La exposición es la primera entrega del ciclo Euforia. Casos de optimismo extremo, que, en palabras del comisario David Arme...

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En Banyoles se ha hecho todo lo posible para borrar hasta el recuerdo del hombre negro disecado que durante años se expuso en las salas del Museo Darder de Historia Natural. Sin embargo, hay quien se empeña en recordar, como Rafel Bianchi (Olot, 1967), que dedica al museo y a su fundador Francesc Darder, símbolo del pensamiento naturalista de su época, la instalación Happy Family, que se presenta en el Espai Montcada de Caixafòrum, hasta el 30 de diciembre. La exposición es la primera entrega del ciclo Euforia. Casos de optimismo extremo, que, en palabras del comisario David Armengol, "reúne artistas con una similar actitud de euforia hacia la vida".

En una vitrina, acorde con los criterios museográficos del siglo XIX hasta principios del siglo XX, Bianchi exhibe las toscas reproducciones en fibra plástica de cuatro elementos clave del Museo Darder: el pequeño bosquimano, el león, la no menos famosa ratita que escribe una carta a su benefactor el señor Darder, según explica una pequeña placa (¡surrealista, pero real!) y, finalmente, el propio taxidermista, veterinario y coleccionista, el único que no fue disecado en realidad. Al lado, se publicitan los personajes, convertidos en un pack de juguetes, una pieza más del merchandising cultural que tanto éxito tiene en los museos del mundo. "Es la representación de la utopía de la convivencia entre los cuatro personajes, protagonistas de un microrrelato sin principio ni final, que toca a los visitantes completar", explica el artista.

"El taxidermista explora la realidad que le rodea y la diseca con la intención de que sea accesible, así como el artista la fragmenta y disecciona para ofrecer nuevas y diversas lecturas. Salvando las distancias, ambos comparten intención y finalidad: la representación manipulada de la realidad y su presentación a los demás como una supuesta verdad", concluye.

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