Fórmula 1 | Gran Premio de China

El peor error de McLaren

No fue un simple error. Fue algo mucho peor, la equivocación más tremenda que el equipo McLaren ha realizado en el plano estratégico en toda la temporada. Horrible. Y nefasto para el líder del campeonato del mundo de F-1, Lewis Hamilton, que ha abierto la puerta a otros dos pilotos y que deberá realizar una gran carrera en Brasil para concretar finalmente el título de campeón de pilotos. Hasta que perdió el control de su McLaren, Hamilton había realizado una carrera impecable. Condujo con una seguridad increíble en unas condiciones realmente difíciles. Era líder de la carrera y había hecho mér...

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No fue un simple error. Fue algo mucho peor, la equivocación más tremenda que el equipo McLaren ha realizado en el plano estratégico en toda la temporada. Horrible. Y nefasto para el líder del campeonato del mundo de F-1, Lewis Hamilton, que ha abierto la puerta a otros dos pilotos y que deberá realizar una gran carrera en Brasil para concretar finalmente el título de campeón de pilotos. Hasta que perdió el control de su McLaren, Hamilton había realizado una carrera impecable. Condujo con una seguridad increíble en unas condiciones realmente difíciles. Era líder de la carrera y había hecho méritos para ganarla.

Sin embargo, cuando el equipo vislumbró que comenzaba a correr muy por debajo de sus posibilidades, y a comprobar que algún problema muy gordo estaba ocurriendo con sus neumáticos, debió llamarle de inmediato a boxes para resolverlo. El neumático trasero derecho estaba ya completamente pelado y existía incluso el peligro de que explotara en la recta a más de 300 kilómetros por hora, lo que habría causado un perjuicio mucho mayor. Pero lejos de reaccionar, le dejaron en pista esperando que diera tres vueltas más antes de mandarle entrar en boxes. Que Hamilton se equivocara, que cometiera un error al hacer la maniobra de entrada en el pit-lane, es casi algo anecdótico, porque era muy difícil mantener el control del coche en mojado y con aquellos neumáticos tan deteriorados.

Lo único que debía hacer Hamilton ayer era acabar la carrera para asegurarse el título. Lo tenía todo de cara, no había ningún motivo para arriesgar, ni siquiera para pretender mantener una lucha con Raikkonen que no le aportaba absolutamente nada. Su objetivo no debía ser ganar la carrera sino el campeonato. Y si el piloto había perdido eso de su punto de mira, el equipo debía responder por él y avisarle de lo mucho que se estaba jugando. Ahora, Hamilton ha abierto la puerta a los dos únicos pilotos que seguían luchando por el título mundial: Fernando Alonso y Kimi Raikkonen.

Desde mi punto de vista, el error no fue de Hamilton sino del equipo. Y ahora, a Hamilton le va a costar asegurarse el título en Brasil. Tiene cuatro puntos de ventaja sobre Alonso y siete sobre Raikkonen. Será quien mejor lo tenga, pero a una carrera pueden suceder muchas cosas imprevisibles. No le será fácil mantener bajo control a los Ferrari y a un Alonso que saldrá a por todas. Deberá estar muy atento y con la calculadora en la mano, porque el título no está perdido para ninguno de los tres.

El error de McLaren contrastó absolutamente con el acierto estratégico de Toro Rosso y con el acertado planteamiento de Robert Kubica y BMW Sauber. El polaco cambió los neumáticos en el momento preciso y con los de seco fue ganando posiciones hasta alcanzar la tercera posición -con los repostajes-, antes de que un problema mecánico en la dirección le dejara fuera de la carrera.

Y más impresionante incluso que eso fue la carrera que realizó el jovencísimo Sebastian Vettel. En el circuito de Fuji, la semana pasada, Vettel, de 20 años, pudo acabar en el podio a no ser por el accidente que sufrió por una distracción cuando se empotró contra Mark Webber. Y ayer, en Shanghai, el alemán volvió a demostrar que en condiciones complicadas de lluvia es cuando las pequeñas escuderías tienen opciones de igualarse a las grandes. Y Vettel no falló. Acabó cuarto y demostró las cualidades que ya se le conocían de su paso por las World Series: velocidad, habilidad y precisión. Le acompañó también Vittoriano Liuzzi. Entre los dos, le dieron una lección al equipo matriz, Red Bull, cuyos pilotos quedaron muy por detrás.

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