Reportaje:

Pinturas de un artista sin etiqueta

El Auditorio de Galicia inaugura una retrospectiva de Manuel Quintana Martelo

Resumir la trayectoria de un artista a lo largo de 30 años no es una tarea sencilla y resulta aún más complicado en el caso del pintor Manuel Quintana Martelo (Santiago, 1946), una figura destacada en el panorama del arte contemporáneo gallego pero que hasta el momento no ha alcanzado el reconocimiento que seguramente merece. No es el primer artista que no es profeta en su tierra pero en su caso esta frase cobra todo su sentido ya que su obra es más conocida y apreciada fuera de Galicia.

La exposición retrospectiva inaugurada ayer en el Auditorio de Galicia es la primera que repasa la o...

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Resumir la trayectoria de un artista a lo largo de 30 años no es una tarea sencilla y resulta aún más complicado en el caso del pintor Manuel Quintana Martelo (Santiago, 1946), una figura destacada en el panorama del arte contemporáneo gallego pero que hasta el momento no ha alcanzado el reconocimiento que seguramente merece. No es el primer artista que no es profeta en su tierra pero en su caso esta frase cobra todo su sentido ya que su obra es más conocida y apreciada fuera de Galicia.

La exposición retrospectiva inaugurada ayer en el Auditorio de Galicia es la primera que repasa la obra del pintor compostelano que, además de exhibir aquí sus cuadros más representativos desde la década de los 70, realiza una intervención en la Iglesia de la Universidad, donde presenta una instalación en la que propone al espectador una reflexión sobre el proceso creativo a través de una representación de su propio taller.

"Las obras más cotizadas son aquellas en las que se ve la mano del artista"

La exposición inaugurada ayer pone fin a un largo proceso que llegó a causar un "shock emocional" en el artista. Inicialmente la muestra iba a celebrarse en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC), pero tras el último cambio en la dirección de este centro fue suprimida de su programación. Finalmente, Quintana Martelo consiguió el objetivo de exponer sus obras en Santiago aunque en un espacio diferente al previsto en un principio. La gran figura del artista cabeza abajo que aparece en la Iglesia de la Universidad alude a los malos momentos que pasó cuando le comunicaron que la exposición prevista y ya en proceso de preparación no iba a celebrarse.

Quintana Martelo se resiste a señalar cuáles son los cuadros fundamentales en su carrera. Está más interesado en el proceso que conduce a la creación que en el resultado final. "A veces veo un cuadro terminado y me pregunto si tiene sentido haberlo hecho y si no bastaría con haber realizado una fotografía", explica el pintor que se resiste a las etiquetas habituales en el mundo del arte y que ni siquiera está de acuerdo con la corriente mayoritaria que le distingue como artista figurativo. "Después de 30 años de trayectoria todavía no tengo muy clara por qué se establecen diferencias entre figuración y abstracción", indica.

La mayor parte de las obras de la exposición fueron realizadas después de 1990 aunque también pueden verse obras de las dos décadas anteriores. El artista explica que a partir de esa fecha pudo "saltar las barreras de la moda" que en los años 80 obligaba a los artistas a reinventarse constantemente. Con anterioridad, Quintana Martelo tuvo que superar épocas duras en las que incluso, como ocurrió a principios de los 70, "estaba prohibido pintar".

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A su juicio ahora la pintura también está "mal vista" en algunos ámbitos. Sin embargo, pese a que estamos en un tiempo donde proliferan los creadores que utilizan las nuevas tecnologías, "las obras más cotizadas en el mercado internacional son aquellas en las que es visible la mano del artista". De todas formas, Quintana Martelo no reniega de los nuevos medios técnicos aunque "no te conviertes en artista contemporáneo por utilizar una cámara digital ni lo dejas de ser por emplear un pincel".

El recorrido por la exposición inaugurada ayer nos descubre un pintor lleno de matices pero al mismo tiempo siempre reconocible pese a atravesar diversas etapas creativas. La influencia de los maestros holandeses del siglo XVII y del barroco español en las series de bodegones que pinta en los años 90. Limones, cebollas, paraguas y rosas son algunos de los elementos que pueblan los cuadros de un artista que refleja en su obra el impacto que le producen acontecimientos históricos como el Holocausto o la guerra de Kosovo. La comisaria de la muestra, Mercedes Rozas, está convencida de que el artista "seguirá abriendo ventanas a la imaginación y a la quimera en el futuro".

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