Goles como lágrimas

La vitalidad de Giovani Dos Santos, un mexicano que ayer juró la Constitución española, y la potencia del marfileño Touré Yayá, animaron un Trofeo Joan Gamper marcado por el nostálgico recuerdo hacia Nicolau Casaus, recientemente fallecido, y sobre todo por la desgarradora muerte de Antonio Puerta, homenajeados ambos por una grada repleta de aficionados (98.000) que sólo acuden de vez en cuando al estadio. El partido resultó un tanto extraño por la particularidad de los espectadores y de la jornada, especialmente luctuosa. Así, los jugadores azulgrana ni siquiera celebraron sus goles ante el I...

La vitalidad de Giovani Dos Santos, un mexicano que ayer juró la Constitución española, y la potencia del marfileño Touré Yayá, animaron un Trofeo Joan Gamper marcado por el nostálgico recuerdo hacia Nicolau Casaus, recientemente fallecido, y sobre todo por la desgarradora muerte de Antonio Puerta, homenajeados ambos por una grada repleta de aficionados (98.000) que sólo acuden de vez en cuando al estadio. El partido resultó un tanto extraño por la particularidad de los espectadores y de la jornada, especialmente luctuosa. Así, los jugadores azulgrana ni siquiera celebraron sus goles ante el Inter (5-0), por más que la estrella fuera un joven de 18 años con ganas de comerse el campo como es Giovani, un chico que tiene las piernas de Ronaldinho cuando el brasileño llegó al Barça.

Los componentes de la plantilla del Barcelona comparecieron todos en la cancha, con Ronaldinho a la cabeza en calidad de capitán, vestidos con la camiseta del Sevilla, los 21 de blanco, con el número 16 y el nombre de Puerta a la espalda. La figura del ex sevillista estuvo presente toda la noche en el estadio barcelonista. Los jugadores del Inter se sumaron al acto en honor del zaguero andaluz, vestidos con la camiseta del centenario de su club, blanca con una cruz roja cruzando el pecho. No fueron pocas las pancartas de recuerdo que anónimos barcelonistas exhibieron en las gradas. "Jugamos por ti", se leía en una que portaban los jugadores del Barcelona al entrar al campo. Jugaron tan bien que Puerta habría disfrutado. La noche resultó triste, de sincera despedida, así que Ronaldinho, por una vez, no celebró un gol. Marcó el penalti que Chivu cometió sobre Giovani y mandó un beso al cielo del Camp Nou que llegó hasta el Sánchez Pizjuán.

Los demás goleadores (Giovani, Touré, Iniesta y Motta) siguieron, cada uno a su manera, el ejemplo de Ronaldinho. Apenas se festejaron los tantos y la victoria en señal de duelo. Incluso los futbolistas declinaron manifestarse al final y apenas formaron para la fotografía con el trofeo. La disputa del partido provocó ciertas críticas mientras el consejo reiteraba que, después de suspender cualquier actividad lúdica y la presentación oficial del plantel, el juego y la donación del 10% de la recaudación para investigar las enfermedades cardiovasculares, era el mejor homenaje que se podía rendir a Puerta. Al final, el recuerdo del sevillista, estuvo muy presente.

Anoche, los goles del Camp Nou fueron lágrimas.