Licenciado y lector incansable

Además de por su humildad, Juan Pinilla sorprende por su perfil, poco habitual en el mundo del flamenco. Se crió en Huétor Tájar, pero al terminar el Bachillerato, se trasladó a Granada junto a su hermana para estudiar Traducción e Interpretación. "Yo era un niño de provincias que descubría la capital y me parecía estar en el centro del mundo. Encontré en Granada a grandes maestros, como Curro Albaicín o Curro Andrés, que fue mi primer guitarrista", recuerda.

Licenciado universitario, colaborador de un periódico local, lector incansable, Pinilla es un cantaor muy culto, con el que se pu...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Además de por su humildad, Juan Pinilla sorprende por su perfil, poco habitual en el mundo del flamenco. Se crió en Huétor Tájar, pero al terminar el Bachillerato, se trasladó a Granada junto a su hermana para estudiar Traducción e Interpretación. "Yo era un niño de provincias que descubría la capital y me parecía estar en el centro del mundo. Encontré en Granada a grandes maestros, como Curro Albaicín o Curro Andrés, que fue mi primer guitarrista", recuerda.

Licenciado universitario, colaborador de un periódico local, lector incansable, Pinilla es un cantaor muy culto, con el que se puede hablar de arte, de literatura o de la actualidad informativa. "Hay quien ha dicho que para cantar flamenco no hay que saber leer ni escribir. Ese tipo de ideas mantendrán al flamenco en la marginalidad, en las cloacas, y no le ayudarán a progresar. Creo que el artista tiene que hacer lo posible por conocer el mundo, y la literatura y el arte son un medio indispensable para conseguirlo", sentencia con una madurez que sorprende mientras recuerda a los poetas que más le llegan, García Lorca, Miguel Hernández, Jaime Sabines o Luis García Montero.

Con respecto a lo que vendrá a partir de ahora, Pinilla reconoce que tendrá que comprarse una agenda ante la cantidad de festivales y conciertos que le esperan. Pero asegura que mantendrá todos los compromisos que tenía adquiridos. "El premio viene para darme una mayor responsabilidad, no para hacerme perder los pies del suelo".

Con respecto a su posición en el convulso mundo del flamenco, tan lleno de escuelas y de disputas, Pinilla se considera como "un donante universal", capaz de entender a los puristas y a los que quieren abrir nuevos caminos. Aunque no duda en señalar que "en el mundo del flamenco hay mucho racismo por las dos partes". "No ser gitano me ha perjudicado en algunos momentos y en otros me ha beneficiado", asegura.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En