Análisis:A LA PARRILLA

Para despertar mejor

Como ya sabemos tanto de Navarra no está mal cambiar de dial, y eso hice ayer por la mañana, a las siete en Canarias. Me enchufé a Canal +, y vi mi programa favorito, Little Britain; ojalá dé el salto al dial generalista. Realizado por la BBC, es decir, en un contexto que parece reclamar circunspección, es una de las criaturas más irreverentes de la televisión en el mundo; su humor es como aquella escena de Qué noche la de aquel día, cuando los Beatles arrojan por la taza del váter a un británico demasiado solemne. Se burlan de todas las instituciones posibles, incluidas las más ...

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Como ya sabemos tanto de Navarra no está mal cambiar de dial, y eso hice ayer por la mañana, a las siete en Canarias. Me enchufé a Canal +, y vi mi programa favorito, Little Britain; ojalá dé el salto al dial generalista. Realizado por la BBC, es decir, en un contexto que parece reclamar circunspección, es una de las criaturas más irreverentes de la televisión en el mundo; su humor es como aquella escena de Qué noche la de aquel día, cuando los Beatles arrojan por la taza del váter a un británico demasiado solemne. Se burlan de todas las instituciones posibles, incluidas las más circunspectas, y dejan caer sobre la vida británica y sus diversos chovinismos un ventarrón de aire fresco. Aquí lo vemos en inglés con subtítulos, de modo que conserva todo el glamour de sus inflexiones; el humor británico se basa en cómo se dice.

Una de las grandes creaciones de John Cleese, líder de los Monty Python, Fawlty Towers, se basaba en el humor que despiden los idiomas, y eligieron a un camarero español como protagonista del cachondeo. A principios de los ochenta esa serie fue traducida por TVE, ¡y el camarero se convertía en portugués! Por fortuna, aquí, en Little Britain, la gente sigue siendo y diciendo lo que es y lo que dice en el idioma original.

Por la noche estuve viendo en La Uno el Real Madrid-Os Belenenses; lo alterné con la película Mundos opuestos, un drama en TCM, con el atractivo de Barbara Stanwyck y James Mason. Me pareció más interesante que el partido; un equipo que tuvo a Di Stefano y a Kopa no es serio que tenga a un futbolista que se llama Pepe. ¿No podrían buscarle un seudónimo? Me fijé en las cámaras: se atreven poco, se acercan poco a los contendientes. Muy bien Juan Carlos Rivero, en quien supongo que recaerá la misión de reencarnar a José Ángel de la Casa, patrón de la sobriedad. El gol fue para las antologías del desastre. Buyo lo dijo: "El portero tiene el 101% de culpa de ese gol del Real Madrid". En la película hubo un asesinato. Con subtítulos.

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