Reportaje:

Originalidad y altas prestaciones en 4×4

En sólo cinco años, entre 2001 y 2006, las ventas de todoterreno se han doblado y representan ya alrededor del 10% del mercado, tanto en España como en Europa. El auge se debe, sobre todo, al éxito de los 4×4 ligeros (con chasis de turismo y sin reductora), que están desplazando a las berlinas clásicas como coche preferido de las familias. La última propuesta procede de Mazda, se llama CX-7 y resalta por su deportividad, porque tiene una línea más baja y afilada que los modelos similares y, también, un motor con genio que otorga prestaciones elevadas. El precio, 37.000 euros, es claramente in...

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En sólo cinco años, entre 2001 y 2006, las ventas de todoterreno se han doblado y representan ya alrededor del 10% del mercado, tanto en España como en Europa. El auge se debe, sobre todo, al éxito de los 4×4 ligeros (con chasis de turismo y sin reductora), que están desplazando a las berlinas clásicas como coche preferido de las familias. La última propuesta procede de Mazda, se llama CX-7 y resalta por su deportividad, porque tiene una línea más baja y afilada que los modelos similares y, también, un motor con genio que otorga prestaciones elevadas. El precio, 37.000 euros, es claramente inferior al de otros todocamino de potencia y tamaño equivalentes, en parte porque la mayoría provienen de marcas de prestigio, como los BMW X3 3.0si (272 CV y 48.800 euros) y Lexus RX 350 (276 CV y 54.960 euros).

Mazda propone un concepto diferente de todoterreno ligero. Se llama CX-7 y presenta un diseño más estilizado y aerodinámico, una mecánica más potente de lo normal (2.3 turbo de 260 CV) y un dinamismo más eficaz en asfalto. Llega en agosto con un completo equipo de serie y precios desde 37.000 euros.

El CX-7 se lanzará en España en agosto y llegará con un generoso equipamiento que constituirá otro de sus puntos fuertes: ABS, seis airbags y control de estabilidad DSC, tapicería de cuero, techo solar, faros de xenón, acceso y arranque sin llave, climatizador, asientos delanteros de ajuste eléctrico, ordenador de viaje, faros y limpiaparabrisas automáticos, llantas de aleación de 18 pulgadas, tracción 4×4, regulador de velocidad y hasta un equipo de música de la marca Bose. Y esto lo convierte en uno de los todoterreno de gasolina con mejor relación entre precio, calidad, potencia y dotación de serie.

Más adelante, en un año, se ofrecerá un nuevo motor 2.2 turbodiésel de unos 170 CV, y probablemente, también un cambio automático (ahora sólo tiene uno manual de seis marchas).

Estampa atlética e innovadora

El 4×4 japonés mide 4,68 metros de largo y presenta un estilo distintivo, basado en una arquitectura deportiva con detalles innovadores. El parabrisas inclinado, los marcados pasos de ruedas y el corte de las ventanillas laterales, entre otras cosas, no son habituales entre los modelos camperos y crean un conjunto creativo y con personalidad. Además, sus formas favorecen la aerodinámica, que es eficiente (CX: 0,34).

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El interior sigue el mismo camino y muestra una imagen moderna y con gancho, con un salpicadero deportivo y una postura al volante de turismo, incluso algo más tumbada, como en un cupé. Incluye cinco plazas, un maletero de 455 litros y soluciones prácticas interesantes, como el piso del maletero reversible, con una cara de plástico lavable.

Ingeniería mejorada para Europa

El CX-7 se empezó a comercializar en Estados Unidos en la primavera de 2006 y después llegó a Japón, en diciembre de ese año. Pero para traerlo a Europa, Mazda ha tenido que aplicar varias mejoras técnicas, necesarias para que se adaptase mejor a las exigentes condiciones viales de aquí, con velocidades de circulación más elevadas, carreteras más accidentadas (puertos, curvas, baches) y casos extremos, como las autopistas alemanas sin limitación, que ponen a prueba la estabilidad e insonorización a alta velocidad. Así, el motor 2.3 turbo no ha variado, pero el cambio ha pasado de automático a manual, la estructura interna se ha reforzado y los neumáticos y la puesta a punto son diferentes, con una dirección más rápida y suspensiones más enérgicas.

El resultado es acertado, y el CX-7 es uno de los todocaminos más estables en asfalto, aunque a cambio tiene unas aptitudes 4×4 limitadas. Más ligero y potente que casi todos sus rivales (260 CV y 1.695 kilos), responde al volante con rapidez, transmite agilidad, apenas balancea en las curvas y corre casi como un GTi.

CORAZÓN VIGOROSO

EL MOTOR 2.3 turbo es el protagonista mecánico del nuevo CX-7 y la clave de sus altas prestaciones. Es el mismo propulsor de los Mazda 3 y 6 MPS, los modelos más deportivos de la marca. De respuesta contundente, pero progresiva, ofrece 260 CV a 5.500 revoluciones y un par o fuerza de empuje de 380 Nm a sólo 3.000, una cifra equivalente a la de un buen motor de gasolina de cuatro litros de cilindrada.

Este potencial permite acelerar de 0 a 100 km/h. en ocho segundos y alcanzar 210 km/h., lo que convierte al CX-7 en uno de los todocamino más rápidos. Los consumos son elevados, aunque correctos para un 4×4 de 260 CV: 13,8 litros en ciudad, 8,1 en carretera y 10,2 de media. Y las emisiones de CO2 ascienden a 243 g/km.

SALPICADERO DEPORTIVO, INTERIOR FAMILIAR

EL ESPACIO y funcionalidad interior de los todoterreno, pero con un puesto de conducción de coche deportivo. El nuevo CX-7 es un vehículo familiar que sorprende por su postura al volante. Aunque la altura al suelo es la de un 4×4, por dentro recoge los matices que caracterizan a los cupés: se va sentado cerca del piso del coche, con las piernas estiradas y el cuerpo ligeramente inclinado hacia atrás. Además, el salpicadero y el túnel de transmisión envuelven al piloto, y la posición elevada del cambio, casi alineado con el volante, facilita su uso y remite a los modelos de competición.

El salpicadero presenta una imagen vistosa y reafirma el planteamiento deportivo: relojes y salidas de ventilación circulares, iluminación en color rojo... El diseño actualiza los patrones vistos en los Mazda 3, 6 y MX-5, aunque con una interpretación más moderna. Y los materiales y ajustes son buenos en general, a pesar de que no aplica ningún plástico mullido.

La habitabilidad resulta desahogada y, tanto delante como atrás, hay espacio para los más altos. El confort en los viajes es adecuado y se ve reforzado por la insonorización, el compromiso entre estabilidad y confort de las suspensiones y la buena cantidad y disposición de huecos para objetos.

El maletero tiene 455 litros y aumenta hasta 774 al abatir los respaldos. La operación se realiza con facilidad desde la zona de carga, accionando un tirador (en la foto). Otro detalle interesante es el piso del maletero, que tiene dos caras: una de moqueta y otra plástica, lavable y muy sufrida.

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