Reportaje:TOUR 2007

'El gallo' vuelve al Tour

Mayo llega segundo, se coloca tercero en la general y se reencuentra como ciclista en los Alpes

Iban Mayo fue algo más que un corredor; campeón de España juvenil, cuarto del mundo, llegó al Euskaltel del Bequé casi porque lo impuso la afición y con poco se convirtió en referente de la ilusión ciclista de Euskadi. Pero como todo acaba en la vida, también terminó su historia de amor y odio en color naranja, ésa que vivió momentos buenos y malos, el más dulce, sin duda en la 8ª etapa del Tour de 2003: aquella tarde, nadie pudo con Mayo subiendo Alpe d'Huez. Ganó y no lo ha vuelto hacer ni él ni Euskaltel. Luego, todo fue a peor y al final del curso pasado Mayo se quitó la camiseta naranja. ...

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Iban Mayo fue algo más que un corredor; campeón de España juvenil, cuarto del mundo, llegó al Euskaltel del Bequé casi porque lo impuso la afición y con poco se convirtió en referente de la ilusión ciclista de Euskadi. Pero como todo acaba en la vida, también terminó su historia de amor y odio en color naranja, ésa que vivió momentos buenos y malos, el más dulce, sin duda en la 8ª etapa del Tour de 2003: aquella tarde, nadie pudo con Mayo subiendo Alpe d'Huez. Ganó y no lo ha vuelto hacer ni él ni Euskaltel. Luego, todo fue a peor y al final del curso pasado Mayo se quitó la camiseta naranja. Matxín le abrió las puertas del Saunier Duval. "Sólo le dije que se sintiera ciclista, que se subiera a la bici y disfrutara, porque ése era el único camino de vuelta. Y ha vuelto".

Matxín, su director: "Al ficharlo le dije que se sintiera ciclista y disfrutara"
"Necesitaba un día así para saber que puedo ser competitivo de nuevo", dijo el corredor
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Sí, el gallo, así le llaman al de Igorre, Vizcaya, regresó ayer al Tour demarrando en los Alpes, en los que fueron sus Alpes. "Hoy ha disipado todas las dudas sobre él", dijo Matxín mientras aguardaba a que Iban hiciera pipí en el camión antidopaje. "Necesitaba un día así para volver al Tour, para saber que puedo ser competitivo de nuevo", explicó Mayo, la nariz pelada por el sol, la sonrisa enorme y una sensación que no se podía quitar de encima: "Me siento de vuelta, siento que puedo estar aquí, que éste es mi sitio, que soy ciclista".

Frente al Hotel Diva, donde el equipo Saunier Duval instaló su cuartel general en Tignes, el equipo celebraba el regreso de Mayo como una victoria: "El gallo se lo merecía", certificaban los mecánicos, con David Fernández a la cabeza. "Lo ha pasado mal, se había dudado de él y míralo, ha estado fantástico", le elogiaba su director de equipo, Matxín, que le llevó atado en la subida a Tignes. "Le pedí paciencia, que mirara alrededor y atacara en su momento, pero siempre después del lago, después de los dos trozos llanos. Lo ha hecho fantástico".

"El objetivo era y es pelear por ganar una etapa, pero este Tour está un poco loco, no tiene dueño y visto donde estoy no voy a renunciar a nada", decía el gallo. Y es que, llegados a este punto -segundo en la etapa, tercero en la general- se deja llevar. Total, si un día cambió la silla de ruedas tras un accidente de tráfico que le destrozó los pies, volvió a subirse a la bici y se convirtió en el mejor amateur de España, ahora que ha vuelto al Tour, del gallo se puede esperar cualquier cosa.

Incluso que se recupere Vinokúrov, el gran derrotado de ayer. Alejandro Valverde se negó a descartarle para la victoria final. Hizo bien. El kazajo no parece que vaya a rendirse fácilmente. "No he sentido dolor en las rodillas, pero he tenido calambres en las piernas. Fui mal hasta tres kilómetros de la llegada, ha sido una etapa muy dura. Si recupero mi estado de forma no voy a renunciar a nada. Siempre tengo esperanzas y no se puede olvidar que quedan las contrarrelojes y los Pirineos, que este año van a ser muy duros. El Tour no ha terminado para mí", sostuvo el líder del Astana.

Mayo acelera en la recta de meta.REUTERS

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