Reportaje:Copa América

El nuevo paradigma de Venezuela

El equipo anfitrión, ya en cuartos, logra movilizar a sus compatriotas en un país donde reina el béisbol

A diferencia de la mayoría de los niños suramericanos de su generación, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no soñó con ser Pelé. A los 10 años tampoco se le pasó por la cabeza imitar a Bolívar. Enamorado del béisbol, como todos sus compatriotas, su primera obsesión fue seguir los pasos de Isaías Látigo Chávez. Este pitcher, emigrado a los San Francisco Giants, encendió la imaginación del presidente, pero la política y las pasiones no siempre van de la mano. Chávez lo supo cuando en 2006 firmó el decreto 4.742 para impulsar la Copa América de Fútbol. El deporte del balón, y ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

A diferencia de la mayoría de los niños suramericanos de su generación, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no soñó con ser Pelé. A los 10 años tampoco se le pasó por la cabeza imitar a Bolívar. Enamorado del béisbol, como todos sus compatriotas, su primera obsesión fue seguir los pasos de Isaías Látigo Chávez. Este pitcher, emigrado a los San Francisco Giants, encendió la imaginación del presidente, pero la política y las pasiones no siempre van de la mano. Chávez lo supo cuando en 2006 firmó el decreto 4.742 para impulsar la Copa América de Fútbol. El deporte del balón, y no el béisbol, consideró, era el vehículo más propicio para dar publicidad a su objetivo hemisférico, la Confederación de Naciones Suramericanas, especie de patria grande al modo bolivariano.

El empate (0-0) de Venezuela y Uruguay en el partido más aburrido del campeonato dio peso a la intención de Chávez. El resultado dio el pase a Venezuela para cuartos como primera de grupo. El partido consagró a la selección que dirige Richard Páez como la más exitosa de la historia del país y confirmó un cambio de sensibilidad. Desde el gol de Maldonado a Bolivia en la jornada inaugural, los héroes de los niños venezolanos ya no sólo jugarán al béisbol.

"¿Qué jugador de Venezuela te gusta más?", le preguntó un periodista a Maradona, en Maracaibo. "El peladito", respondió el genio, sin poder acordarse del nombre del delantero centro de cabeza rapada y barba de candado. Giancarlo Maldonado, autor del zurdazo cruzado al segundo palo que abrió la cuenta de Venezuela en el torneo, es, como la mayoría de los integrantes de su equipo, casi un desconocido.

Richard Páez, el seleccionador, se ha convertido en uno de los personajes más populares del país. Nacido en Mérida, en el corazón de los Andes venezolanos, jugó en el Estudiantes, en el Portuguesa y en el Deportivo Táchira antes de hacerse traumatólogo. Atraído por la dirección técnica, viajó a Buenos Aires y a Milán, donde dice haber recibido influencias de Fabio Capello y Arrigo Sacchi. Desde que se hizo cargo de la selección, construyó un equipo dinámico, veloz, de gran presencia física y contragolpes masivos alrededor de las figuras de Arango y de su hijo, Richard Páez, un jugador experimentado y viajado. El hijo del seleccionador ha militado en 14 equipos en una década, incluyendo ejemplos tan dispares como el Standard de Lieja, el Barcelona de Guayaquil y Boca Júniors.

Páez, el técnico, asegura haber cambiado "el paradigma" del fútbol en Venezuela: "El concepto estaba errado. Este país ha tenido buen fútbol, pero la selección no jugaba con sentimiento. Ahora hay una verdadera identidad. Todo se basa en fomentar un estilo atrevido. Invito a los jugadores a asumir riesgos. La gente se enamoró de ese estilo y así cambió el paradigma".

Tras ser el primer entrenador en la historia en situar a Venezuela entre las primeras 50 selecciones de la clasificación de la FIFA, a Páez le esperan retos más complejos. El sábado, el nuevo paradigma del fútbol venezolano se pondrá a prueba contra el segundo mejor tercer clasificado.

Maldonado (derecha) bromea con un compañero en un entrenamiento de Venezuela.EFE

Sobre la firma

Archivado En