Tenis | Wimbledon

Diario de un maratón

Rafael Nadal cerró cinco días dedicados a un mismo partido. Son las cosas de la lluvia, que está teniendo una influencia radical en Wimbledon: el torneo no marchaba tan retrasado desde 1982. "Decidieron no jugar el domingo. El martes no programaron en primer turno a Nadal. Les va a costar caro", dice John McEnroe, que teme que la final deba disputarse el lunes. Nadal jugó el mismo encuentro de sábado a miércoles.

- Sábado. "Voy a la pista, me quieren hacer jugar tres minutos cuando ya está lloviendo... Querían que jugara con la pista resbalando un montón", recuerda. "Al final, después ...

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Rafael Nadal cerró cinco días dedicados a un mismo partido. Son las cosas de la lluvia, que está teniendo una influencia radical en Wimbledon: el torneo no marchaba tan retrasado desde 1982. "Decidieron no jugar el domingo. El martes no programaron en primer turno a Nadal. Les va a costar caro", dice John McEnroe, que teme que la final deba disputarse el lunes. Nadal jugó el mismo encuentro de sábado a miércoles.

- Sábado. "Voy a la pista, me quieren hacer jugar tres minutos cuando ya está lloviendo... Querían que jugara con la pista resbalando un montón", recuerda. "Al final, después de protestar un poco, empezó a llover más y se paró".

- Domingo. "Día de vacaciones, para ellos", dice el español sobre la tradicional jornada de descanso en Wimbledon, la de menos lluvia de la semana. "Es increíble que sabiendo lo que viene después descansen el domingo".

- Lunes. "Los parones siempre fueron más duros para mí, porque estaba ganando", cuenta. "Paramos con siete iguales en el desempate del tercer set. Peor imposible", continúa. "Y, al final, paramos cuando estaba ganándole, jugando bien, con set y break arriba. Fue un momento muy, muy difícil".

- Martes. "No entiendo por qué cancelaron el partido, cuando a las 20.10 hubo sol durante una hora", se queja Nadal. "No lo puedo entender, nos hacen jugar 15 minutos teniendo un servicio meteorológico. Para el miércoles sabía que tenía todo un juego con mi servicio. Para el otro es siempre menos presión".

- Miércoles. "El día menos malo: a la una de la tarde he terminado. Los otros días no llegué a casa antes de las nueve de la noche", explica. "Pasé ocho o nueve horas diarias en el vestuario. Hablaba con otros jugadores. Busqué compañeros de dobles para Montreal y Cincinnatti. Hablé con Gasquet, Hewitt, Djokovic... Escuchaba música a ratos, pero se te acaban las alternativas, porque estás mucho tiempo dentro de un espacio reducido".

- La conclusión. "El torneo me gusta un poquito menos. Han sido días muy duros y difíciles. Aquí, quizás, no piensan mucho en nosotros. Ha sido como una broma. He acabado muy cansado de ir a la pista, volver e ir al vestuario".

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