Reportaje:MODA

Claves para el hombre que viene

Vuelve la elegancia masculina. O eso dice la temporada de desfiles que terminó ayer

Han sido 12 días de desfiles y tres paradas: Florencia, Milán y París. Ayer se cerró la semana de la moda masculina francesa y, con ella, quedó estéticamente decidido cómo será el verano de 2008. Entre las ocurrencias, neopreno, pijamas y tics de mochilero. Siempre, eso sí, con mucha elegancia.

"Si observas con atención, te das cuenta de que entre los más jóvenes, que han nacido en una era mal vestida, hay un gusto por recuperar lo bello", declaraba Valentino a este periódico. A los 75 años, con la vista puesta en el 45º aniversario de la marca, que festejará el próximo fin de semana en...

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Han sido 12 días de desfiles y tres paradas: Florencia, Milán y París. Ayer se cerró la semana de la moda masculina francesa y, con ella, quedó estéticamente decidido cómo será el verano de 2008. Entre las ocurrencias, neopreno, pijamas y tics de mochilero. Siempre, eso sí, con mucha elegancia.

"Si observas con atención, te das cuenta de que entre los más jóvenes, que han nacido en una era mal vestida, hay un gusto por recuperar lo bello", declaraba Valentino a este periódico. A los 75 años, con la vista puesta en el 45º aniversario de la marca, que festejará el próximo fin de semana en Roma, el diseñador pasó por Milán para vestir de sí mismo a unos chicos que, sin apuros, podrían ser sus nietos. No está sólo en su recuperación del clasicismo sin complejos. Tom Ford trajo a Europa los trajes de 3.000 euros canónicamente elegantes con los que aspira a la dominación mundial. Los planes de expansión de su recién creada marca incluyen abrir más de 100 tiendas en 10 años. Sólo en Asia, 87. "Los hombres allí son pavos reales que quieren trajes como éstos", asegura Ford.

Menos encorsetado, aunque con pareja vocación sibarita, apareció en Milán el nuevo icono del estilo. Julian Schnabel no cambia de peinado desde hace años y es dudoso que su torso vaya a saludar desde un anuncio de refrescos, pero su sombra se extiende sobre colecciones. El artista lució uno de los exquisitos pijamas de su mujer, Olatz, en la fiesta que en su honor celebró Franca Sozzani, directora de Vogue Italia. Eso fue el día después de que Miuccia Prada apostara (y fuerte) por pasear con tan íntima prenda. Suena raro al principio, pero, si se sacó el chándal del gimnasio, ¿por qué no invitar al pijama a abandonar la cama?

La sofisticación del atuendo más casual es una dirección en la que también apuntó Giorgio Armani, y convenció a John Legend. "Podría tener cada una de esas piezas", declaró a The Herald Tribune el cantante. Su música, de elástica distinción, resume bien el espíritu de una colección mediterránea a la manera californiana. Aunque, de nuevo, no hay conexión que pueda competir con la de Schnabel. En la intelectualizada versión del surf que se vio en Burberry y Alexander McQueen se oye el eco de las fotografías de este mes de L'uomo Vogue en las que el pintor posa con su tabla. Si él coloca las olas a la altura del cine o el arte, los diseñadores elevan el neopreno a la de la seda y se lo llevan, incluso, a la oficina.

Aunque para subida de categoría, la de los mochileros. Del Interrail a la pasarela de París y, encima, de la mano de uno de los más relevantes creadores del momento, Raf Simons. Siempre interesado por lo juvenil, se inspira en los viajeros de ortopédicas sandalias y espaldas cargadas, ensalza su energía y, con ello, lanza un mensaje a la que llama "generación www": deja el ordenador y sal al mundo, que hay mucho por ver. Por desgracia, no sólo belleza.

Los conflictos bélicos, las imágenes de soldados, dejan huella en el discurso de dos hombres tan distintos como John Galliano y Yohji Yamamoto. Un punto de partida común y caminos dispares. Así, la reflexión sobre lo militar va desde la caricatura hasta lo sutil y delicado.

De izquierda a derecha, modelos con las nuevas propuestas para hombre.

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