Crítica:

'Made in France'

Debatir sobre la existencia de un arte Made in France resulta estéril pero sí que puede apreciarse entre los artistas franceses presentes en la muestra de Vigo la coincidencia sobre ciertas temáticas que probablemente no sería tan fácil de encontrar entre los artistas de otros países. Además resulta casi chocante que a estas alturas todavía haya museos que se planteen organizar conjuntamente con centros de otros países una exposición para dar a conocer en el exterior a sus artistas. Éste es el caso del CRAC Alsace que organiza está muestra en colaboración con La Centrale Électrique de B...

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Debatir sobre la existencia de un arte Made in France resulta estéril pero sí que puede apreciarse entre los artistas franceses presentes en la muestra de Vigo la coincidencia sobre ciertas temáticas que probablemente no sería tan fácil de encontrar entre los artistas de otros países. Además resulta casi chocante que a estas alturas todavía haya museos que se planteen organizar conjuntamente con centros de otros países una exposición para dar a conocer en el exterior a sus artistas. Éste es el caso del CRAC Alsace que organiza está muestra en colaboración con La Centrale Électrique de Bruselas y el propio museo Marco.

Como suele ocurrir en este tipo de exposiciones colectivas, el contenido de la misma es algo irregular y se alternan propuestas de interés con otras que transitan por caminos ya demasiado trillados. En el primer grupo se encuentran piezas como la que presenta la marsellesa Katia Bourdarel, que presenta una instalación en la que se recrea la atmósfera de pesadilla de los cuentos para niños. Curiosamente esta temática no muy habitual también es abordada por otras artistas presentes en la muestra como Amandine Sacquin, Virginie Barré y Corinne Marchetti.

NUEVOS HORIZONTES

Museo Marco

Príncipe, 54. Vigo

Hasta el 30 de septiembre

El interés por cuestiones políticas, sociales y religiosas también está presente en varios de los artistas seleccionados para esta muestra. Clarisse Hahn y Valérie Mrejen se deciden por un enfoque documental para analizar cómo la religión sigue siendo un factor muy influyente en la sociedad actual, mientras que Bruno Serralongue utiliza técnicas próximas al periodismo para llamar la atención sobre uno de los problemas que ha despertado más polémica en Francia durante los últimos años: la situación de los inmigrantes ilegales. La crítica a los medios de comunicación aparece en las piezas de artistas como Alain Declercq, Brice Dellsperger y Phillipe Meste que también se muestran preocupados por la omnipresencia del sexo y la violencia en la sociedad actual. Frente a una cierta visión pesimista, otros optan por embarcar al público en viajes por mundos virtuales en los que la ciencia y la ficción se unen. Es lo que proponen los vídeos e instalaciones interactivas de artistas como Fabien Rigobert, Julien Discrit o Laurent Grasso. La conclusión final es que el arte francés atraviesa un momento interesante, con artistas que tendrán cosas importantes que decir en los próximos años, aunque queda por delante la tarea más complicada: separar el grano de la paja.

'MarieMargot' (2002), de Corinne Marchetti.

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