Análisis:A LA PARRILLA

Beckham no estuvo aquí

"Desde pequeño quise ser ridiculizado", decía tranquilamente satisfecho el guiñol de David Beckham refiriéndose a su trayectoria como muñeco, en su despedida de Noche Hache (Cuatro) el lunes. Cuando un guiñol se da de baja es que el asunto es definitivo. Sale de la historia. Del cotilleo de vecindad. Del ámbito mediático no. Es su negocio. Pero sólo si es a nivel galáctico.

Lo cierto es que los últimos momentos públicos de Beckham en España dieron algunas de sus escenas más cercanas y amables. Muy amables. El sex symbol mordiendo su bota-patrocinada con el alma en vilo cua...

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"Desde pequeño quise ser ridiculizado", decía tranquilamente satisfecho el guiñol de David Beckham refiriéndose a su trayectoria como muñeco, en su despedida de Noche Hache (Cuatro) el lunes. Cuando un guiñol se da de baja es que el asunto es definitivo. Sale de la historia. Del cotilleo de vecindad. Del ámbito mediático no. Es su negocio. Pero sólo si es a nivel galáctico.

Lo cierto es que los últimos momentos públicos de Beckham en España dieron algunas de sus escenas más cercanas y amables. Muy amables. El sex symbol mordiendo su bota-patrocinada con el alma en vilo cuando veía perdido el último partido. Y la posibilidad del título de Liga in extremis en España. Luego vino el estallido de felicidad, el beso a la línea blanca del campo que le dejó cara de clown. Después envuelto en la bandera junto a sus retoños. Celebrando, pletórico. Encantador.

El programa Hora cero (TVE-1) se despidió del futbolista británico con un reportaje biográfico. Fue entonces cuando quedó claro que Beckham nunca estuvo aquí. Todas las imágenes eran de archivo. Ni él ni Victoria Posh Beckham parecen haber considerado los medios españoles dignos de sostener una entrevista amplia y relajada, de abrir sus puertas de una manera natural a los medios. Sin caché de por medio. En cuatro años.

A los Beckham les va más Los Ángeles, Hollywood, Beverly Hills. Allí ya tiene ella contrato millonario con un reality show de decoración de interiores, que dejó por estar al lado de su marido en sus últimos momentos profesionales en Madrid. Se airearon en el programa viejas amantes y presuntas. Los aludidos nunca entraron en dimes y diretes. Ésa fue parte de su estrategia también. ¡Quién oye protestar a las hormigas! A pesar de todo, David Beckham conservó esa imagen algo tímida y silenciosa. De buen futbolista, serio y trabajador, y un auténtico mago del marketing internacional. Un fantasma guapo, seductor, de pocas palabras. Que no vimos, no veremos. Ya ni en guiñol.

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