Carreras para insomnes

Si Rafael Nadal fuese un caballo sería "arenero, trotaría mejor sobre la pista de fibra y arena que sobre la de hierba", proclama Juan Rodríguez, veterinario del hipódromo madrileño de La Zarzuela. "Ahora que empiezan las carreras nocturnas, sobre arena, nos vendría de perlas", bromean en alguna cuadra. Es más, si fuera un purasangre, se llamaría probablemente Surtsey, como una yegua de tres años candidata a la victoria esta noche. ¿Caballos a la luz de las estrellas? "La pista estará iluminada y parecerá que son las tres de la tarde", matiza Ovidio Rodríguez, entrenador. Las gal...

Si Rafael Nadal fuese un caballo sería "arenero, trotaría mejor sobre la pista de fibra y arena que sobre la de hierba", proclama Juan Rodríguez, veterinario del hipódromo madrileño de La Zarzuela. "Ahora que empiezan las carreras nocturnas, sobre arena, nos vendría de perlas", bromean en alguna cuadra. Es más, si fuera un purasangre, se llamaría probablemente Surtsey, como una yegua de tres años candidata a la victoria esta noche. ¿Caballos a la luz de las estrellas? "La pista estará iluminada y parecerá que son las tres de la tarde", matiza Ovidio Rodríguez, entrenador. Las galopadas nocturnas regresan a Madrid tras once años de parón. Hoy, a partir de las 21.45, en fase de Luna nueva -"los animales para nada son lunáticos, eso lo somos los humanos", expone el jinete Borja Fayos-, se disputará la primera de las seis jornadas, hasta el 19 de julio, de verano.

"Los caballos se entrenan temprano. Conocen la oscuridad", dice un técnico

"Para el jóckey no cambia nada. Sólo que pasamos de la hierba a la arena, que refleja mejor la luz... El asunto es que al caballo le guste la noche", asegura Ceferino Carrasco. El jefe de pista del hipódromo, en sus tiempos rival e "igual de bueno" que el mítico Claudio Carudel, calcula que "sólo dos de cada cien se encabritan por las sombras; y no será el caso, pues la iluminación es óptima". La organización ha instalado 28 columnas con 433 proyectores y un sistema de seguridad de reencendido instantáneo si el suministro eléctrico falla.

Fayos, que participa en las cinco pruebas, ratifica a Ovidio: "La única diferencia es que en la hierba hay caballos que se pegan más, que van más lentos". "Bueno, pasas un poco más de hambre... Quizás comes menos y sudas más, pero te aprietas el cinturón y a montar", añade pendiente de no superar los 56 o 57 kilos. Esta noche volará sobre la fibra y la arena, "mucho más rápida". "No me preocupa la vista de mis corredores", tercia el técnico Mauri Delcher; "sólo, que alguno se resienta de alguna alergia o le afecten las condiciones climatológicas". ¿Y el horario? "En absoluto. Los caballos son velocistas que se entrenan muy temprano, desde las seis de la mañana. Conocen la oscuridad", explica Delcher. El hipódromo dispone de tres pistas de entrenamiento: la de El Monte y las dos del anillo central.

La reapertura de La Zarzuela, en 2005, supuso la remodelación del terreno de competición con un sistema nuevo de riego, un drenaje especial de más de un metro de profundidad y una última capa de arena con fibra. "De lo mejorcito de Europa. La que se utiliza en los principales hipódromos franceses", sentencia un erudito. Que se lo pregunten a los 450 purasangre que empiezan a desfilar -entre diez y veinte galopes de promedio- al alba. Los que "no se hayan ganado el pienso" en la temporada diurna podrán enmendarse. "La táctica es la misma. Lo que importa es el terreno", exponen los entrenadores.

Ajena a la estrategia, la fiesta y la farra regresan a La Zarzuela. "La gente vendrá por el glamour y esas cosas. Muchos no tendrán ni idea", apunta un veterano irritado. "Yo soy más de correr por el día", reconoce Carudel, a sus 69 años el centauro más legendario del turf. "¡De leyenda nada, oiga! Que eso suena al otro barrio", se ríe el francés de nacimiento. En los años 70, con Chacal, formó un binomio casi perfecto: 12 victorias de 13 intentos. El domingo, de día, se correrá precisamente el premio que lleva su nombre.