Reportaje:Elecciones 27M

Toques, miedo a votar

La oposición a Jesús Ares, el alcalde que fue condenado por abusar sexualmente de una menor del lugar, denuncia que los vecinos reciben presiones y que el sufragio está cautivo

"Me siento presionada, esta vez más que nunca. Hay tanto interés por ganar esta alcaldía... ¡Ni que esto fuese Marbella!"

Alicia es vecina de Toques y vive en una aldea a la que se llega, siempre subiendo, por caminos retorcidos. Su casa está muy cerca de la de Sandra Cotón, esa chica que a los 15 fue acosada por el alcalde y se atrevió a denunciar. Alicia confiesa que sufre una depresión, que estas elecciones municipales no han hecho más que ahondarla y que el domingo se quedará en la cama para no vivirlo.

No es la única, en Toques, que se sentirá enferma cuando abran los colegi...

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"Me siento presionada, esta vez más que nunca. Hay tanto interés por ganar esta alcaldía... ¡Ni que esto fuese Marbella!"

Alicia es vecina de Toques y vive en una aldea a la que se llega, siempre subiendo, por caminos retorcidos. Su casa está muy cerca de la de Sandra Cotón, esa chica que a los 15 fue acosada por el alcalde y se atrevió a denunciar. Alicia confiesa que sufre una depresión, que estas elecciones municipales no han hecho más que ahondarla y que el domingo se quedará en la cama para no vivirlo.

No es la única, en Toques, que se sentirá enferma cuando abran los colegios electorales. Según el candidato a la alcaldía por el PSdeG, Miguel Buján, "aquí, mucha gente todavía no se cree que el voto sea secreto": "Hay vecinos que me cuentan que tienen miedo de ir a votar. Aunque parezca mentira, en Toques existe un lobby de 20 personas que son las que ganan las elecciones. Son ellas, y no el alcalde, las interesadas en mantener la situación".

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Pero estos comicios, según Jorge Calvo, el médico del pueblo y nuevo candidato del PP después de que el partido expulsara al alcalde condenado en 2004, "van a ser una sorpresa". Porque los tocamientos que el regidor, Jesús Ares, emprendió sobre el cuerpo de Sandra tras ofrecerse a llevarla a casa en coche, han descolocado totalmente el escenario político en la localidad.

Tras 24 años en el cargo, Ares se presenta (con sus viejos concejales del Partido Polular) bajo las siglas de una nueva formación (Xuntos Cara ó Progreso de Toques). El PP tuvo literalmente que renacer de sus cenizas por medio de una gestora, y en dos años mudó por completo después de quedarse "sin nadie". Por su parte, el actual líder del PSdeG había sido candidato en 2003 por la desaparecida Agrupación de Independientes por Toques, una plataforma en la que también se presentaba, como segundo de la lista, el ahora aspirante a la alcaldía por el BNG, Xosé Manuel Ferro.

El panorama es tan incierto que las quinielas dan como claro vencedor a cualquiera de ellos. Todos los candidatos se sienten con posibilidades y sólo una de las suplentes de la lista del PP duda de su tirón electoral. "Yo ya se lo avisé a Jorge varias veces: meterme en su lista le va a quitar votos. Aquí, en mi aldea, creo que, salvo dos casas -la mía y otra, que no le votamos-, todas las demás están con el alcalde. El voto está atado".

La pesimista es Sandra, la niña que vio cómo muchos vecinos jaleaban al regidor cuando lo acusó de meterle mano en el coche. A Sandra no le gusta la política. Su padre fue concejal del PP y amigo del alcalde, y cuando se enfrentó con el acusado para defender a su hija, muchos en Toques dejaron de tratarse con él. Pero el médico Jorge Calvo se presentó hace poco en la aldea de Vilouriz, en casa de los Cotón, y como Sandra ya había cumplido 21 años le propuso entrar como candidata.Ella, que dejó de estudiar y ahora solamente está sacando el carné de conducir -porque, si no, no encuentra trabajo "ni en un supermercado de Melide"-, le dijo que sí, "pero de suplente".

Sandra no olvida los años malos ni esas manos que sostienen el bastón de mando, aunque intenta superarlos. Se fue a Lugo, trabajó en una guardería, pero tuvo que regresar a su aldea porque el negocio cerró. Ahora se vuelve a cruzar por Toques con su acosador. Hace dos días, sin ir más lejos, Jesús Ares se presentó sin vergüenza en Vilouriz y "anduvo visitando a los vecinos" para solicitar su voto. "Mi madre andaba que trinaba. '¿Se le ocurrirá a ése venir a casa?', me decía. Yo creo que Ares no se atrevería a tanto", cuenta Sandra. "Fue padrino de confirmación de mi hermana, pero con lo mío se acabó todo".

El sobresalto hubiera sido mayor si el alcalde se hubiese presentado de noche. Porque, tal y como denuncia Buján, "en elecciones, el alcalde realiza visitas nocturnas a los vecinos".

En las anteriores municipales, el viernes previo al sábado de reflexión, Buján visitó a una familia para pedirle un puñado de votos. "A las ocho, respetando las normas, me fui de allí", recuerda. "Los vecinos me aseguraron que me iban a votar, y luego supe que otro coche distinto al mío abandonó la misma casa, esa noche, a las cuatro de la mañana", continúa: "El chico que me había dicho que me fuera tranquilo a dormir, que su voto era para mi partido, estuvo en la noche electoral, a las 3 de la madrugada, tirando bombas delante de mi casa para festejar la victoria de Ares".

Este candidato, que es funcionario municipal, define Toques como "un escenario tremendamente hostil". La gente, según él, sabe que "éste es el municipio con menor renta per cápita de Galicia y que esto va a peor". Sin embargo, "se siente tan presionada que, a última hora, cambia de opinión y vota al de siempre. Hoy, mañana y pasado serán días cruciales, porque somos pocos, y los hombres de Ares buscarán la manera de llegar a todos".

En Toques se conoce todo el mundo. En el censo de 1996 eran 2.200 vecinos y, una década después, son ya únicamente 1.463. Muchos quisieron estar presentes en aquel pleno en el que la oposición pidió la dimisión de Ares. Y se enfrentaron a la prensa. Y defendieron a su alcalde frente a las mujeres de la Marcha Mundial que cantaban entonces 'O alcalde de Toques tócalles ás nenas / e para Fraga son menudencias / Son menudencias / Son menudencias / Que lle toquen a Fraga nas pertenencias!'

"Si viene aquí un sociólogo a investigar, deja la carrera porque no entiende nada

", concluye Buján, "lo cotidiano, aquí, es la ilegalidad, y al que quiere ser legal lo miran mal: es un bicho raro".

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