Análisis:LA NUESTRA | SIGNOS

Ausencias y presencias

Ausencias. Durante la campaña electoral, he procurado tomar nota, más que de las propuestas que llegaban desde las distintas candidaturas, de los temas que el debate electoral ponía sobre la mesa. Y he podido comprobar dos ausencias más que clamorosas. La primera es el asunto de la financiación de los ayuntamientos. Se ha producido un deslizamiento verdaderamente hábil: el asunto de la corrupción en torno al urbanismo se ha convertido en una tautología, es decir, en un problema que se agota en sí mismo y lo reduce a un cruce de acusaciones (el dichoso "y tú más") que, en primer lugar, t...

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Ausencias. Durante la campaña electoral, he procurado tomar nota, más que de las propuestas que llegaban desde las distintas candidaturas, de los temas que el debate electoral ponía sobre la mesa. Y he podido comprobar dos ausencias más que clamorosas. La primera es el asunto de la financiación de los ayuntamientos. Se ha producido un deslizamiento verdaderamente hábil: el asunto de la corrupción en torno al urbanismo se ha convertido en una tautología, es decir, en un problema que se agota en sí mismo y lo reduce a un cruce de acusaciones (el dichoso "y tú más") que, en primer lugar, tardará décadas en aclararse, pero que, sobre todo, produce tal agitación de sospechas a propósito de nombres que vuelve prácticamente invisible el problema gravísimo que hay al fondo, y que es el de la financiación de los ayuntamientos. Convertir las cuestiones políticas en problemas de nombres y de secretos personales es una técnic

a relativamente novedosa, copiada de la industria del corazón. Y que funciona.

La segunda ausencia es la de la posibilidad de las listas abiertas. Y es especialmente llamativo que la izquierda, que pasado mañana necesita un nivel de participación muy alto, haya vuelto a preferir la seguridad de su anclaje en los pilares de lealtad partidaria al riesgo de una apertura en busca de ciudadanos a los que cada vez les cuesta más votar cualquier lista, sencillamente porque siempre será una lista que le han precocinado.

Presencias. Todavía me cuesta creer la fórmula tan sencilla que los candidatos granadinos del PP han encontrado para gozar de una presencia prácticamente continua en ese filón que son las televisiones locales. Una cofradía de semana santa ha celebrado la coronación canónica de su virgen correspondiente; con tal motivo, se organizó un trasiego procesional que duró todo el sábado y el domingo pasados. Junto al arzobispo, el alcalde candidato a alcalde. Y junto al alcalde, el presidente provincial del PP, que se anuncia en la radio como candidato a presidente de la Diputación. Los dos con sus medallas, tan formales, tan a la vista de todos. Y todo ello en Localia (sí: en Granada tenemos dos COPES). El domingo busco cualquier otra cosa por las otras cadenas y me encuentro en Popular TV al Gran Cañizares, esta vez acompañado por Mayor Oreja. Cañizares dice que la libertad es la expresión de la verdad del hombre (pero él es el que dice qué es la verdad del hombre). Mayor Oreja apostilla que Zapatero nos está haciendo creer que la fe no es un asunto legislable y que por culpa de eso la cuestión religiosa está quedando reducida al ámbito de la intimidad. Y así es como los agnósticos viven hoy mucho más cómodos que los creyentes.

¿Qué interés tiene esta gente en que los agnósticos vivamos jodidos? ¿No era mala la envidia? Ya vale con tener que aguantar a una derecha que todavía se reúne en las sacristías y gusta bailar al son de la cofradía con más share.

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