Elecciones 27M | Observatorio

Ciencia y videncia

ObservatorioNo os fiéis de las encuestas, dicen los que salen más beneficiados de ellas, no os fiéis porque el exceso de confianza podría conducir a la abstención y desmentir el éxito anunciado. Desconfiad de las encuestas, dicen también los perjudicados que aparecen como perdedores, no os fiéis porque las encuestas suelen fallar cual escopetas de feria como ocurrió en las últimas elecciones generales. A estas alturas aún está por ver quién saca partido, al margen de los propios encuestadores, de los numerosos sondeos que ocupan a diario estos días los periódicos. Las encuestas son para los qu...

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ObservatorioNo os fiéis de las encuestas, dicen los que salen más beneficiados de ellas, no os fiéis porque el exceso de confianza podría conducir a la abstención y desmentir el éxito anunciado. Desconfiad de las encuestas, dicen también los perjudicados que aparecen como perdedores, no os fiéis porque las encuestas suelen fallar cual escopetas de feria como ocurrió en las últimas elecciones generales. A estas alturas aún está por ver quién saca partido, al margen de los propios encuestadores, de los numerosos sondeos que ocupan a diario estos días los periódicos. Las encuestas son para los que las encargan y las empresas de opinión suelen mostrarse conciliadoras con sus clientes dentro de un orden, nadie creería, por ejemplo en un sondeo que vaticinara la victoria de Izquierda Unida en los próximos comicios y el hundimiento de los dos grandes partidos que suelen repartirse las mejores tajadas del pastel.

Las predicciones para el 27-M sitúan a Sebastián en la alcaldía y pugnan Simancas y Sabanés en la Comunidad

Las encuestas -le oí decir a una socióloga británica en un congreso- son como los biquinis: lo que muestran es muy interesante, pero lo que ocultan es crucial. Hay misántropos que mienten a los encuestadores para fastidiar a todo el mundo por igual, pero el meollo de la cuestión, lo oculto y crucial, queda diluido en ese marasmo de los que no saben / no contestan, de los que no saben pero sí contestan y de los que ni siquiera saben lo que contestan, entre los indecisos y los insumisos. El acto de fe supremo de un fiel creyente en las encuestas sería el de no ir a votar, ante el convencimiento absoluto de que los resultados de las votaciones se corresponderían al milímetro con las previsiones estadísticas.

Según estas previsiones, el Partido Popular arrasará en Madrid. No hace falta leer los números del sondeo publicado recientemente por este periódico, los titulares son suficientemente expresivos: "El PP se crece en Madrid y Valencia y el PSOE amarra Barcelona y Sevilla". El PP no solamente crece, "se crece", por activa y por pasiva, va sobrado, está crecido; el PSOE sólo "amarra", retiene. Creyentes y escépticos de las encuestas coinciden esta vez; voten o no voten, Esperanza y Alberto seguirán al frente de la Comunidad y el Ayuntamiento, para ese viaje a las urnas no se necesitan alforjas, da igual quedarse en casa. El entusiasmo no aparece por parte alguna y los observadores escrutan los cielos para adelantar acontecimientos meteorológicos que podrían ser cruciales, un día radiante puede llevarse muchas voluntades de campo y playa; tal es la fe de un relevante porcentaje de electores en las instituciones democráticas y sobre todo en los políticos que aspiran a administrarlas.

Cuando la ciencia falla y la voluntad flaquea, algunos recurren a la superstición y a la hechicería; los horóscopos, las quiromancias, las cartas del tarot y las bolas de cristal se imponen y reviven sus mejores momentos en estos tiempos tecnológicos y científicos. Como diría Javier Krahe: cuando todo da lo mismo porqué no hacer ocultismo. El esoterismo está en boga y se ha convertido en un sector económico pujante, la inversión en futuros hipotéticos ofrece más solaz y contento a los inversores que las eléctricas o las constructoras. Así lo entendió y puso en práctica mi amigo X, filólogo reciclado en vidente con el nombre de Max Allá, que obtuvo un enorme éxito cuando sus pronósticos sobre las últimas elecciones generales se cumplieron a rajatabla. Según él, las encuestas estaban contra Zapatero, pero los astros le favorecían. En realidad -espero que el amigo Max me perdone por revelar su truco-, lo que él hace es apostar siempre por lo más difícil, si su pronóstico falla no pasa nada y nadie lo toma en cuenta, pero si acierta, como en el caso de ZP, el éxito y la popularidad no tardan en llegar. Un día me lo explicaba así: si vaticinas lo que parece evidente y aciertas, nadie te hace caso, pero si además fallas ya puedes ir retirándote del oficio. Max aprendió de su maestro el profesor Chusmenky, que predijo entre otras cosas la retirada del ciclista Indurain, lo llevaba haciendo tres años seguidos sin pena ni gloria cuando por fin se produjo y pudo saborear las mieles del triunfo.

Por si les interesa, las predicciones de Max Allá para el 27-M sitúan a Sebastián en la alcaldía y contemplan una dura pugna entre Simancas y Sabanés en la Comunidad. Siempre hay que dejar un resquicio para la intriga.

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