Columna

Sarkosudor

Ayer leí en el Punto Com de este periódico (lo consulto a cualquier hora, soy una viciosa) un titular que parecióme poético y duro como la vida misma ("Te entrenarás con dolor"). Me precipité a pincharlo y me hallé súbitamente empapada, yo, acerca de una campeona de natación francesa que ha huido a Italia para escapar de las garras de un entrenador francés despiadado. Yo, digo, que no he visto una competición acuática desde que Leni Riefenstahl inventó la cámara submarina para filmar los sobacos de los nadadores de Hitler. Quedé hipnotizada ante lo evidente, es decir, lo implícito en la redacc...

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Ayer leí en el Punto Com de este periódico (lo consulto a cualquier hora, soy una viciosa) un titular que parecióme poético y duro como la vida misma ("Te entrenarás con dolor"). Me precipité a pincharlo y me hallé súbitamente empapada, yo, acerca de una campeona de natación francesa que ha huido a Italia para escapar de las garras de un entrenador francés despiadado. Yo, digo, que no he visto una competición acuática desde que Leni Riefenstahl inventó la cámara submarina para filmar los sobacos de los nadadores de Hitler. Quedé hipnotizada ante lo evidente, es decir, lo implícito en la redacción del asunto, que sólo trataba de lo ocurrido: qué, quién, dónde, cuándo y por qué. Como debe ser.

Lo implícito. No era una noticia sobre deportes. Era la crónica del primer corte de mangas (casi de remos) realizado a la tesis del trabajo y el esfuerzo y el madrugón y el sudor de la frente con que el nuevo presidente correligionario de Rajoy y amigo de los millonetis (ya Chirac vivió, y sigue haciéndolo, de la familia saudí-libanesa Hariri) se apuntó a la moda de centrarse o centralizarse o centrifugarse para parecer Victor Hugo y el primero de los trabajadores: cualquier día va a caer del andamio, supongo que agarrado a un par de obreros ilegales, y en trance de meterlos en la trena.

Laura Manaudou hizo lo que Nadia Comaneci: escogió la libertad de horario y el entrenamiento con cosquillas que sin duda le ofrecerán los italianos, y que no se la pasen por la piedra de la humillación permanente. Sólo que ella salía de la Rumanía de Ceaucescu. No sé por qué se escandaliza La France. O sí: nada más empezar a arrimar el hombro y se os escurre la heroína de Atenas. Iniciando el gesto de arremangaros las mangas, la del maillot de oro se escapa.

Únicamente quería comunicarles la buena noticia subyacente bajo la buena noticia. Ahora ya sólo falta que gane Rajoyzy y que Fernando Alonso, ese chico que tiene un Mercedes que corre a la velocidad de sus pensamientos (por fin un conductor prudente en este país) se largue a Andorra o San Marino.

Día de Internet con posdata. Dedico esta columna a los compañeros de elpais.com. Salud, chicos y muchachas, hombres y mujeres del Punto Com.

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