Amonestado por "júbilo excesivo"

Cuando marcó su quinto gol en la Liga, Robinho no pensaba precisamente en el artículo 12 de las reglas de juego de la FIFA. Su explosión de júbilo fue tal que lanzó al aire su camiseta olvidando que el órgano internacional lo prohíbe. "Quitarse la camiseta tras marcar un gol es innecesario y los jugadores deben evitar tan excesiva muestra de júbilo", advierte la FIFA desde julio de 2004. Así que Pérez Burrull amonestó al brasileño.

Siete minutos antes, Robinho había recibido ya una tarjeta amarilla por "protestar de forma ostensible". Después de 27 partidos de Liga con apenas dos amones...

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Cuando marcó su quinto gol en la Liga, Robinho no pensaba precisamente en el artículo 12 de las reglas de juego de la FIFA. Su explosión de júbilo fue tal que lanzó al aire su camiseta olvidando que el órgano internacional lo prohíbe. "Quitarse la camiseta tras marcar un gol es innecesario y los jugadores deben evitar tan excesiva muestra de júbilo", advierte la FIFA desde julio de 2004. Así que Pérez Burrull amonestó al brasileño.

Siete minutos antes, Robinho había recibido ya una tarjeta amarilla por "protestar de forma ostensible". Después de 27 partidos de Liga con apenas dos amonestaciones, el brasileño vio otras dos en un suspiro.

La FIFA penaliza incluso cubrirse la cabeza con la camiseta, "aunque el jugador tenga una similar debajo". Según la directiva internacional, es "conducta antideportiva". Por eso, su compatriota Emerson corrió hacia Robinho para evitar el gesto de alegría. Sin éxito.

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Robinho no jugará el próximo sábado ante el Espanyol. Tampoco Beckham, otro de los ocho amonestados por Pérez Burrull. El inglés completó su ciclo de amonestaciones tras "empujarse y zarandearse con un contrario". Casillas también se marchó con una amarilla en su cuenta. Como Robinho, por excesiva alegría, tras el tercer gol local. Según el acta, "por atravesar el campo para celebrarlo, retrasando la puesta en juego del balón".

El árbitro expulsó a Aitor Ocio "por golpear a un contrario con su brazo en la cara". Y a otros dos sevillistas que ni siquiera saltaron al campo. A Luis Fabiano por llamar "hijo de puta" al asistente mientras calentaba en la banda. Y al médico, Adolfo Muñoz, por increpar al cuarto árbitro.

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