Reportaje:Gimnasia | Campeonatos de Europa

Rafa Martínez se toma la revancha

El español se proclama campeón en suelo un día después de su caída en la misma disciplina

Rafael Martínez durmió mal el sábado. Y no sólo porque por sus propios fallos había perdido el título europeo, el que había puesto su nombre junto al del mítico Joaquín Blume en la historia de la gimnasia española. Tampoco porque viera una y otra vez en su cabeza cómo le rebotó la pista tras su doble pirueta y media, cómo le pudo la presión a él, que tiene fama de chico frío y templado, de crecerse en los momentos difíciles. Un dolor de muelas le tuvo dando vueltas toda la noche en el hotel que aloja al equipo español en Ámsterdam.

Pero ni la tensión de saberse fracasado en su gran obje...

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Rafael Martínez durmió mal el sábado. Y no sólo porque por sus propios fallos había perdido el título europeo, el que había puesto su nombre junto al del mítico Joaquín Blume en la historia de la gimnasia española. Tampoco porque viera una y otra vez en su cabeza cómo le rebotó la pista tras su doble pirueta y media, cómo le pudo la presión a él, que tiene fama de chico frío y templado, de crecerse en los momentos difíciles. Un dolor de muelas le tuvo dando vueltas toda la noche en el hotel que aloja al equipo español en Ámsterdam.

Pero ni la tensión de saberse fracasado en su gran objetivo, ni la mala noche, ni la presión aumentada por unos Europeos que parecían acabar sin medallas para el equipo español, impidieron que el madrileño tuviera ayer otro momento de gloria. Cosas del deporte. Ni era el favorito en la final de suelo. Ni tiene el mejor ejercicio de Europa. Ni siquiera lo hizo como mejor sabe. Pero sus rivales fueron peores y con eso basta.

"Me jugaba mucho; me he quitado una gran presión de encima", dice el mostoleño
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Antes de empezar la prueba, el equipo español rezumaba pesimismo: "Es casi imposible que Rafa consiga una medalla", decían algunos en voz baja. Les daba la razón la previa, en la que el gimnasta español había logrado la séptima nota.

Además, cuando saliera a la pista, Rafa Martínez no sólo tendría que luchar contra sus rivales, también contra sí mismo. "Lo del sábado fue muy extraño. Me puse muy nervioso porque sabía que me jugaba mucho", confesaba ayer después de la final con la sonrisa de los triunfadores. "Lo único que podía pensar es que tenía que acabar el ejercicio y desquitarme".

Con los dos tobillos vendados -sólo en el izquierdo lleva cinco operaciones, la última el año pasado para reparar el tendón de Aquiles- y una muñeca sujeta con esparadrapo tras sufrir un pequeño esguince, el mostoleño, de 23 años, escuchaba los consejos de Fernando Síscar, su entrenador desde hace cuatro años. Éste, que sigue todos sus movimientos a pie de pista, es el primero en aplaudir cada aterrizaje del gimnasta, al que dio una palmadita en la espalda para animarle antes de empezar.

Rafa salía después de que el gran favorito, el rumano Dragulescu, perdiera la orientación tras una mala caída sobre el cuello y se retirara sin terminar su ejercicio. Para el español el problema estaba en la segunda diagonal. La famosa doble pirueta y media de la que salió disparado fuera del tapiz el sábado, un elemento nuevo que ha elevado su nota de partida, tan importante con el nuevo código de puntuación, pero que no acaba de dominar del todo.

"Mi entrenador me ha dicho que tenía que flexionar más las piernas para controlar la caída", recordaba Martínez, quien ha reconocido que tras su última lesión grave a veces le coge el miedo a estas caídas bruscas que exigen a los tobillos del gimnasta soportar varias veces su peso. Rafa dobló más las rodillas y aunque se quedó un poco corto, salvó la situación. "El resto sabía que sería más simple", añadió. 15,550 puntos recibidos otra vez con el puño en alto y a esperar.

Cuando el marcador escupió la última nota al gimnasta ya no le abandonó la sonrisa: "Me he quitado una gran presión de encima porque tengo un buen ejercicio de suelo, pero nunca he estado entre los mejores", reconocía.

El resultado de Rafa salva la cara del equipo español, que se ha acostumbrado a volver de los últimos Europeos con alguna medalla. Salvo el masculino del año pasado y los de 2002, que acabaron en blanco, en todas las citas continentales los españoles han logrado medallas: dos oros, cinco platas y tres bronces, en total. Pero mermado por las ausencias del campeón olímpico Gervasio Deferr, que no cumplió los requisitos impuestos por el seleccionador, y de Lenika de Simone -dos medallas en el último europeo- por el fallecimiento en accidente de su padre, los españoles tenían poco que rascar. En las otras dos finales de ayer, la de paralelas para Rafa y el suelo de Patricia Moreno, bronce en los Juegos de Atenas, acabaron en octava y séptima posición.

Rafa Martínez, ayer durante la final de suelo.EFE

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