Crónica:Vela | Copa del América

El Desafío hunde el imperio Oracle

Histórica victoria del equipo español frente al barco estadounidense, que pierde por primera vez

Las mejores victorias son las que menos se esperan. Nadie espera que el Levante gane en el Bernabéu. O que Pereiro sea el rey del Tour. Y así ha sido. Y nadie esperaba que el Desafío hundiera al Oracle, un equipo del que se desconoce su presupuesto simplemente porque no tiene. Gastan lo que quiere don Larry Ellison, el mismo que se pasea en el megayate más grande del mundo, el Rising Sun, y que ha ordenado construir en él una peana vacía para colocar la Copa del América. Si la gana. Cuando a Ellison le apetece jugar a baloncesto a bordo de su mansión flotante de 138 metros de eslora, do...

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Las mejores victorias son las que menos se esperan. Nadie espera que el Levante gane en el Bernabéu. O que Pereiro sea el rey del Tour. Y así ha sido. Y nadie esperaba que el Desafío hundiera al Oracle, un equipo del que se desconoce su presupuesto simplemente porque no tiene. Gastan lo que quiere don Larry Ellison, el mismo que se pasea en el megayate más grande del mundo, el Rising Sun, y que ha ordenado construir en él una peana vacía para colocar la Copa del América. Si la gana. Cuando a Ellison le apetece jugar a baloncesto a bordo de su mansión flotante de 138 metros de eslora, dos lanchas se sitúan a cada lado del barco. Su único trabajo es recoger la pelota si se cae al agua y que el dueño de Oracle no tenga que esperar.

El Desafío es cuarto tras la primera ronda de la Louis Vuitton y deja un gran sabor de boca
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Ante el mayor ricachón de la Copa, con permiso de Ernesto Bertarelli, el Desafío se encomendó a Ricardito. ¿A quién? Sí, sí, a Ricardito. Así han bautizado a un torito de juguete que han colgado en la popa del barco. Y que dicen que les da suerte. Algo más que suerte hace falta para ganar al Oracle, el único invicto, hasta ayer, en la Louis Vuitton, el equipo que sumaba ocho rotundas victorias en ocho regatas. Hace falta, por ejemplo, un gran arranque, un marcaje al hombre durante los cinco minutos de presalida, sin un segundo de respiro al rival. Hecho. ¿Qué más? Hacerse con el lado bueno del campo de regatas, el del viento más estable, atrapar unos metros de ventaja y defender la posición. También lo logró el Desafío. Hay que creérselo. Y no cometer ningún error.

"Chicos, hoy no hay nada que perder. Hoy sólo podemos ganar". Las palabras de Agustín Zulueta, el director general, resonaron en los oídos de la tripulación contra Oracle. El barco español ganó por un pelo el sprint inicial y alternó con el americano la cabeza de la carrera en el primer tramo. Dos, tres, cinco metros... Hasta que empezó a esconder el viento a su enemigo y abrir una brecha en el mar. Nunca en sus cinco enfrentamientos anteriores había conseguido nada el equipo español. Ni siquiera cruzar primero una de las cuatro balizas. Ayer cruzó en cabeza las cuatro, de la primera a la última, con una actuación sobresaliente de Jablonski y sus chicos. El Desafío se manejó mejor con el viento en la cara o golpeándole en la espalda, y aumentó su ventaja en cada cambio de ritmo: 14 segundos, 32, 56... El ESP97 es una bala, mucho más rápido que su antecesor, el ESP88. Puede que no esté entre los finalistas, pero el Desafío puede presumir de un par de cosas. Ha sido el último equipo en derrotar al Alinghi y el único que le ha enseñado la matrícula al Oracle. Siempre acostumbrado a mirar por el retrovisor, el imperio estadounidense no podía creérselo. ¡Derrotados por los españoles! ¡No puede ser! Arriba la bandera roja, la de protesta. ¿Por qué? No se sabe aún. En el Rising Sun guardaban silencio ante el enfado del señor Ellison. Y en la base del Desafío se descorchó el champán ante las lágrimas de Zulueta y la cara de alegría del ex pívot Romay. A su lado, los ex bomberos Virgilio Torrecilla y Jorge Ondo daban saltos de alegría.

Ni los kiwis del New Zealand ni los estilistas de Prada han logrado lo que los chicos vestidos de verde -quizá haya que reconsiderar aquello de que es el color de la mala suerte en la vela-. La mañana fue histórica y por la tarde se volvió a la realidad. El Luna Rossa bajó al Desafío a la tierra. Pero que les quiten lo bailao. El equipo acaba cuarto la primera ronda con un gran sabor de boca. Hay gente y barco para la pelea. Y hasta las regatas atraen a los más escépticos con algo que no se juega con un balón de por medio.

Con el ceño fruncido a más no poder, Ellison agarró el timón del Oracle contra New Zealand. Palabras mayores. Los dos grandes favoritos para retar al Alinghi cara a cara. Tal era la tensión que los dos cruzaron la línea de salida antes de tiempo. Quisieron frenar, pero el mar no es una autopista ni los barcos tienen freno de mano. En esa guerra táctica que vivieron, los dos fueron penalizados. Del laberinto salió primero New Zealand pero, como si fuera un fórmula 1 desbocado, Oracle le pisó los talones hasta que le rebasó por pura rabia. Unos españolitos de verde habían enfadado demasiado a Ellison.

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