Tribuna:Fútbol | Liga de Campeones: ida de las semifinales

Modernos y tradicionales

Soy un enamorado del fútbol inglés porque ha sabido aunar como nadie dos términos que aparecen como contradictorios pero que en realidad no lo son: modernidad y tradición. A veces se entiende mal el término tradición, que significa "entrega" o "transmisión". En este sentido, los valores tradicionales son los que hacen fuerte a una comunidad, un colectivo, una profesión o un deporte que a su vez es espectáculo y negocio. Los ingleses han sabido respetar valores muy arraigados: la máxima entrega, la competición viril pero sin mala intención, el ambiente festivo, el ánimo al equipo aunque pierda...

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Soy un enamorado del fútbol inglés porque ha sabido aunar como nadie dos términos que aparecen como contradictorios pero que en realidad no lo son: modernidad y tradición. A veces se entiende mal el término tradición, que significa "entrega" o "transmisión". En este sentido, los valores tradicionales son los que hacen fuerte a una comunidad, un colectivo, una profesión o un deporte que a su vez es espectáculo y negocio. Los ingleses han sabido respetar valores muy arraigados: la máxima entrega, la competición viril pero sin mala intención, el ambiente festivo, el ánimo al equipo aunque pierda, el respeto a los entrenadores y a los proyectos deportivos, la sanción a los pícaros...

Por otra parte, la modernidad hace referencia a lo nuevo, lo innovador, el progreso. La experiencia del fútbol inglés hace que sean muy válidas las ideas modernas e innovadoras en materias de gestión de un club como empresa, de valerse de los recursos del marketing, de negociar los contratos televisivos y el merchandising, etc. La clave del éxito de los conjuntos ingleses en los últimos años es que han sabido combinar las ventajas del progreso económico y de los nuevos vientos del business, junto a sus valores tradicionales.

En la Premier es común ver partidos jugados a muy buen ritmo, entretenidos, con dinamismo, pero a su vez con bastante técnica. Los viejos tiempos del fútbol directo, en el que se chocaban las cabezas sin quejas, con ritmo pero demasiado vertical, han pasado a la historia. La aportación masiva de jugadores extranjeros junto a un grupo de entrenadores muy cualificados, ha supuesto un salto de calidad en la Premier. En este sentido, la aportación de Arsène Wenger ha sido muy importante; ha tenido éxitos con un fútbol vistoso y escogiendo bien a los jugadores.

El Chelsea de Mourinho tiene una columna vertebral muy sólida. Jugar con Cech, Terry, Lampard, Makelele y Drogba da una firmeza al equipo que le mantiene en los partidos siempre, aunque no sea muy brillante. Debe destacarse el ojo clínico del portugués para hacer un equipo muy competitivo desde el inicio.

Rafa Benitez ha destacado en el Liverpool por su inteligencia. Llevó al equipo a ganar la Champions muy pronto y está tratando de darle fortaleza con un juego rápido en el que destacan Gerrard y Xabi Alonso. El Manchester es un ejemplo por confiar en un proyecto capitaneado por Alex Ferguson, que no tuvo un éxito deportivo inmediato. Pero el fútbol inglés es más paciente que el latino y ofrece a los entrenadores más poder y, sobre todo, tiempo. En Manchester supieron esperar en épocas de vacas flacas, soportaron la salida de jugadores como Roy Keane y tuvieron el premio de muchos éxitos deportivos y una fortaleza económica que les permite mirar el futuro con optimismo. La plantilla actual está muy compensada, con viejas glorias como Scholes o Giggs que todavía son aprovechables y representan los valores de la institución, junto a jóvenes como Rooney o Cristiano Ronaldo, que aportan el toque de distinción que hace ganar partidos y campeonatos.

En los países latinos puede parecer inviable este modelo, en el que los directivos no tuvieran una repercusión mediática y delegaran en un entrenador-mánager. Se podría experimentar en los equipos chicos, pero nunca en los grandes. Parece que en estos lares funciona mejor la improvisación, la compra demagógica de jugadores para ilusionar momentáneamente, el cambio de figuritas y otras excentricidades. Si se apuesta por el modelo inglés, nos pasará lo mismo que a ellos. Sin perder nuestras raíces, seremos modernos y tradicionales.

José Pékerman fue seleccionador de Argentina en el Mundial de Alemania de 2006.

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