El 'Desafío' se rompe

A veces los futbolistas achacan una derrota a que el césped está mojado, otras a que está seco; a veces, Fernando Alonso pierde un tornillo. La vela es, en este sentido, un deporte como los demás, con excusas baratas o justificadas. Ayer a dos equipos les voló el triunfo por problemas mecánicos.

A efectos nacionales, el que más duele es el del Desafío Español. Se medía a un rival inferior, el Areva francés. Desafío dobló cómodamente la primera baliza en cabeza; más de 50 metros de ventaja, pero segundos después pasó a estar 100 metros detrás. En la proa, Jaime Arbon...

A veces los futbolistas achacan una derrota a que el césped está mojado, otras a que está seco; a veces, Fernando Alonso pierde un tornillo. La vela es, en este sentido, un deporte como los demás, con excusas baratas o justificadas. Ayer a dos equipos les voló el triunfo por problemas mecánicos.

A efectos nacionales, el que más duele es el del Desafío Español. Se medía a un rival inferior, el Areva francés. Desafío dobló cómodamente la primera baliza en cabeza; más de 50 metros de ventaja, pero segundos después pasó a estar 100 metros detrás. En la proa, Jaime Arbones trabajaba desesperado, haciendo no se sabe qué, hasta que se descubrió el drama: el tangón, la pieza que sujeta el spinnaker. vela fundamental para ir a favor de viento, estaba roto. Arbones intentó un apaño, pero no hubo nada que hacer. Cuando llegaron a la baliza que ponía fin al tormento de regatear con viento a favor, llevaban un retraso de 350 metros. Ya contra el viento, Desafío realizó una remontada espectacular, acercándose a 50 metros de Areva, pero faltaba el largo final a favor de viento, donde era imposible el milagro. Pese a la derrota inesperada, el brillante largo contra el viento da esperanza de que Desafío logre entrar en semifinales.

El nivel es muy alto, pero el de los 11 barcos; no hay tantas diferencias, como se ha comprobado hasta ahora (ayer se suspendió la jornada de tarde) entre favoritos (New Zealand, Oracle, Luna Rossa) y el resto. Salir con descaro puede dar un triunfo inesperado; un error también te lo quita. Le ocurrió al surafricano Shosholoza. Partía de víctima ante el norteamericano Oracle, pero tuvo la victoria en sus velas. Fue refrescante ver a Ellison en su barco, impotente, cruzado de brazos, con cara de ver delante al mismísimo Bill Gates y no al bisoño Shosholoza; pero al arriar los africanos el spinnaker se les cayó al agua; una enorme sábana de seda pescando agua, frenándoles el barco, hasta que lo cortaron. Oracle vio la oportunidad y Shosholoza se derritió. Fue, por otra parte, un alivio para el equipo español. Una victoria de los africanos les habría complicado más la clasificación.