Columna

Lo Normal

El doctor Freud, disfrazado de mujer joven, le hizo a Mariano Rajoy el jueves, en La Primera, la pregunta más pertinente de nuestra historia contemporánea: ¿qué es ser normal? Me recordó la insuperable interpelación que un día le hizo un periodista deportivo a un entrenador después del partido: "Mister, ¿qué?". Y es que el qué de la derecha española, desde hace muchos años, ha sido eso, Lo Normal. Ése es el programa, el núcleo doctrinal. Lo Normal de la Gente Normal. Nada dado a aventuras intelectuales, sobre todo después de la desgraciada incursión en lecturas peligrosas, arrast...

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El doctor Freud, disfrazado de mujer joven, le hizo a Mariano Rajoy el jueves, en La Primera, la pregunta más pertinente de nuestra historia contemporánea: ¿qué es ser normal? Me recordó la insuperable interpelación que un día le hizo un periodista deportivo a un entrenador después del partido: "Mister, ¿qué?". Y es que el qué de la derecha española, desde hace muchos años, ha sido eso, Lo Normal. Ése es el programa, el núcleo doctrinal. Lo Normal de la Gente Normal. Nada dado a aventuras intelectuales, sobre todo después de la desgraciada incursión en lecturas peligrosas, arrastrado por el "supremacista" Fernández de la Mora, el notario Rajoy ensayó una elevación discursiva: el Elogio del Sentido Común. Pero la chica freudiana lo desestabilizó. ¿Qué es ser normal? Podría haber ido más allá: a ver, dígame ejemplos de personas normales. ¿Es normal Fraga Iribarne? ¿Es normal José María Aznar, que ha saltado en un plis-plas del dominó al circuito internacional de Fórmula 1 y de la gasolinera de Onésimo a la sede rusa de Gazprom? Los dos han sido referentes políticos fundamentales para nuestro hombre. En cuanto a los personajes que conforman con él el triunviro dirigente, ¿son Zaplana y Acebes paradigmas de normalidad? En su comparecencia televisiva, Rajoy dio un ejemplo magnífico de normalidad cuando desafió Lo Normal ante la hipótesis de un hijo homosexual: tendría su "apoyo incondicional", incluso en el caso de querer contraer matrimonio con otro hombre. En el territorio real de la vida no gobierna Terminus, el dios de las fronteras. Si uno camina por Castro Laboreiro, en la raya con Portugal, se encontrará con una encrucijada. Un indicador lleva al paisaje del valle, de una belleza áspera y cósmica. El otro dice: Depósito de Monstros. A veces, una extraña hipnosis mueve al caminante hacia esa segunda ruta, que no es una senda mitológica, sino el lugar donde se arrojan los cachivaches. Lo Normal ha sido un Depósito de Trastos. ¿Es normal no condenar de forma consecuente la dictadura? ¿Es normal la sádica manipulación durante tres años del 11-M? ¿Es normal declarar el boicot a un grupo de comunicación que tiene por seña de identidad la defensa del Estado democrático? A Rajoy le falta el coraje freudiano de decir: ¡Abajo Lo Normal! Otra normalidad es posible.

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