El yate fantasma
Una vela rasgada era el único signo inquietante que llevó a los servicios de guardacostas australianos a acercarse el pasado miércoles al Kaz
II, un lujoso catamarán que flotaba con toda normalidad en la zona conocida como Gran Barrera de Coral, a 160 kilómetros de la costa de Townsville. Corrie Benson descendió sobre el barco desde un helicóptero y se encontró con una insólita visión.
Todo parecía normal, en orden, pero misteriosamente no había ninguna persona a bordo. Estaba la mesa puesta para almorzar, el GPS funcionaba, la radio sintonizada, un ordenador portátil con...
Una vela rasgada era el único signo inquietante que llevó a los servicios de guardacostas australianos a acercarse el pasado miércoles al Kaz II, un lujoso catamarán que flotaba con toda normalidad en la zona conocida como Gran Barrera de Coral, a 160 kilómetros de la costa de Townsville. Corrie Benson descendió sobre el barco desde un helicóptero y se encontró con una insólita visión.
Todo parecía normal, en orden, pero misteriosamente no había ninguna persona a bordo. Estaba la mesa puesta para almorzar, el GPS funcionaba, la radio sintonizada, un ordenador portátil conectado, las medicinas y la ropa colocadas de forma impecable, los chalecos salvavidas intactos. Benson bajó con precaución las escaleras, "pensé que podía encontrar alguien herido o una escena siniestra, pero nada".
Hasta ayer, los equipos de salvamento no pudieron identificar a las personas que desaparecieron del Kaz II. Se trata de tres hombres: Derek Batten, de 56 años, junto a sus amigos, los hermanos Peter y James Tunstead, de 69 y 63 años, respectivamente. Los tres habían zarpado el domingo de Airlie Beach para navegar durante unas tres semanas por el norte de Australia y terminar la travesía en Perth, su lugar de residencia.
Una ruta demasiado larga para novatos. Keryn, hija de James Tunstead, está convencida de que probablemente se quedaron dormidos y fueron incapaces de echar el ancla. La misma opinión sostiene Roy Hall, el jefe de la policía de Townsville: "Creemos que el barco llevaba varios días a la deriva, probablemente desde el domingo". La hipótesis de que fueran marinos inexpertos la rebate un hijo de Derek Batten al afirmar que su padre lleva años navegando y que iba estrenando el catamarán con sus amigos, en un viaje que llevaban tiempo preparando.
Mientras los equipos de rescate buscan afanosamente a los tres hombres, los aficionados a historias de la mar recuerdan un caso parecido. En 1872 fue localizado frente a la costa de Portugal el Mary Celeste, sin que nunca se llegase a descubrir qué fue de sus pasajeros y de la tripulación.