Crítica:

La militarización de la mirada

Jacques Lacan lee los escritos de Roger Caillois sobre el mimetismo y gracias a ellos descubre que somos porque somos mirados y que la pintura es señuelo y es trampa para la mirada que nos mira y nos hace mirar. Son afirmaciones tan potentes como lo son de hecho las copias realizadas por Mateo Maté de paisajes pintados por Carlos de Haes, Corot o Boltón Jones, a las que ha añadido un muestrario de los camuflajes utilizados por los distintos ejércitos del mundo. Esos muestrarios son señuelos y a la vez trampas, porque nos hacen preguntarnos cuál sería el mejor camuflaje para las tropas que tuvi...

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Jacques Lacan lee los escritos de Roger Caillois sobre el mimetismo y gracias a ellos descubre que somos porque somos mirados y que la pintura es señuelo y es trampa para la mirada que nos mira y nos hace mirar. Son afirmaciones tan potentes como lo son de hecho las copias realizadas por Mateo Maté de paisajes pintados por Carlos de Haes, Corot o Boltón Jones, a las que ha añadido un muestrario de los camuflajes utilizados por los distintos ejércitos del mundo. Esos muestrarios son señuelos y a la vez trampas, porque nos hacen preguntarnos cuál sería el mejor camuflaje para las tropas que tuvieran que actuar en ese paisaje. Y porque, cuando preguntamos, nos damos cuenta de hasta qué punto nuestra mirada ha sido avasallada por la mirada militarizada, que ve en cada lugar un campo de batalla y en cada color un color de camuflaje.

MATEO MATÉ

'Paisajes uniformados'

CAB de Burgos

Hasta el 20 de mayo de 2007

El resto de la exposición explica por qué la militarización de la mirada contemplativa no es sino el corolario de algo más imperioso todavía: la militarización de todas las miradas sociales. Lo explica Thanksgiving Turkey, un salón normal y enteramente camuflado, donde una tele emite un vídeo que reemplaza la voz de George C. Scott -intérprete de Patton en la película homónima- por la voz de quien, en vez de pronunciar una arenga patriótica, declama la receta del pavo que los americanos comen en Acción de Gracias. El contraste entre la bandera ciclópea, el pecho lleno de medallas y el histrionismo del célebre general, y el prosaísmo de una receta de cocina es francamente hilarante. Y revelador de que la guerra se nos ha metido hasta en la sopa. Ni siquiera Maté y sus amigos pueden sustraerse a ella. En Delirios de grandeza él se retrata, junto a sus amigos artistas, protagonizando escenas tomadas de películas bélicas tan célebres como El Yang-Tse en llamas, La batalla de las Ardenas o La Cruz de Hierro. O sea que ya hasta nuestros delirios son delirios de guerra.

Imagen de la instalación 'Delirios de grandeza' (2007).

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