La libertad de expresión y la Universidad de Burgos

Hace unos 15 años hice un viaje a Cuba. Era un viaje organizado por Unidad Comunista (la escisión del PCE de Santiago Carrillo). Yo no era militante, pero, como muchos de los que fuimos, había visto un anuncio del viaje en una de esas casetas que en Madrid montan los partidos. Uno de los días nos enseñaron un centro de los que había para la juventud cubana. Había de todo: biblioteca, sala de estudio, sala de ordenadores (¡en aquellos tiempos!), lugares para tocar instrumentos musicales, cafetería (aunque he de reconocer que en ella sólo había limonada y poco más), etcétera. Organizaron un conc...

Hace unos 15 años hice un viaje a Cuba. Era un viaje organizado por Unidad Comunista (la escisión del PCE de Santiago Carrillo). Yo no era militante, pero, como muchos de los que fuimos, había visto un anuncio del viaje en una de esas casetas que en Madrid montan los partidos. Uno de los días nos enseñaron un centro de los que había para la juventud cubana. Había de todo: biblioteca, sala de estudio, sala de ordenadores (¡en aquellos tiempos!), lugares para tocar instrumentos musicales, cafetería (aunque he de reconocer que en ella sólo había limonada y poco más), etcétera. Organizaron un concierto para nosotros, nos dieron canapés y bebidas... Sólo faltaba algo imprescindible: no había jóvenes. Ese día habían cerrado el centro. A los que fueron no les dejaron entrar. No querían que hablasen con nosotros. Quizás alguien piense que esto es una forma de represión. El cierre, hoy 20 de abril, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Burgos, también. En la concesión de los doctorados honoris causa, se quiere evitar que la comunidad universitaria manifieste su malestar ante la investidura de Rouco Varela. Un acto de este tipo nunca debería conllevar el cierre de una facultad, todo lo contrario. Este cierre únicamente muestra el carácter del equipo de gobierno de la Universidad de Burgos.