Reportaje:

Guillem Vidal en el recuerdo

Más de 300 personas asisten a un acto de homenaje al juez sin ninguna liturgia ni pompa

"Tardará mucho en nacer otro como él, si es que nace". Así cerró su intervención el ex fiscal jefe de Cataluña José María Mena en el homenaje al que fuera presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de 1994 a 2004, Guillem Vidal, fallecido el 23 de marzo. El escenario escogido fue el Palacio de Justicia y acudieron más de 300 personas, pero el acto careció de la liturgia y pompa para que los amigos pudieran glosar al ausente en todas sus facetas.

Excepto la corporativa, porque Vidal era un pata negra (la expresión que define a quienes acceden a la judicatura por opos...

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"Tardará mucho en nacer otro como él, si es que nace". Así cerró su intervención el ex fiscal jefe de Cataluña José María Mena en el homenaje al que fuera presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de 1994 a 2004, Guillem Vidal, fallecido el 23 de marzo. El escenario escogido fue el Palacio de Justicia y acudieron más de 300 personas, pero el acto careció de la liturgia y pompa para que los amigos pudieran glosar al ausente en todas sus facetas.

Excepto la corporativa, porque Vidal era un pata negra (la expresión que define a quienes acceden a la judicatura por oposición directa), pero nunca tuvo "el engrandecimiento" que padecen algunos de aquéllos, recordó Mena.

El abogado Mateu Seguí relató que era un hombre que se creía tanto el valor de las instituciones y la democracia que hasta se lo transmitió a un ácrata como él. Quizá por eso jamás puso limitaciones al trabajo de la prensa, dijo Seguí.

"Fue mi presidente y mi maestro, que aborrecía el sistema de ingreso a la judicatura", basado en la capacidad memorística", aseguró Carlos Ramos, de quien Vidal había dicho que era "su fiscal", antes de que cambiara esa toga por la de juez. "No fue neutral", apostilló Ramos para referirse al compromiso democrático de Vidal, en contraste con "tanto constitucionalista irreductible" que ahora abunda.

"No se le puede recordar como juez porque era más que eso", sentenció el magistrado Gerard Thomas, su primo y su amigo. "Habría sido un magnífico director de la Escuela Judicial", añadió el abogado Ricardo Panero. "Fue un señor juez y un juez señor", apostilló el presidente de la Generalitat, José Montilla, que le impuso la Gran Cruz de Sant Raimon de Penyafort, concedida a título póstumo el pasado día 13 por el Consejo de Ministros.

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