SOLIDARIDAD

Red Conecta frena la exclusión con formación tecnológica gratuita

Alfonsina Avomo, guineana de 33 años que vive en España desde hace 10, intentó formarse como electricista en su país, pero los enchufes no eran lo suyo. Ahora confía en encontrar empleo de camarera, tras recibir un curso en la Asociación de Mujeres para la Inserción Laboral Surt, del barrio barcelonés del Raval. Avomo nunca había tocado un ordenador, pero desde hace tres meses busca ofertas por Internet con ayuda de su tutora. Para ello se sirve de la nueva aula de alfabetización digital, que forma parte de la Red Conecta, creada por la Fundación Esplai y Microsoft. "Sólo quedamos dos chicas d...

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Alfonsina Avomo, guineana de 33 años que vive en España desde hace 10, intentó formarse como electricista en su país, pero los enchufes no eran lo suyo. Ahora confía en encontrar empleo de camarera, tras recibir un curso en la Asociación de Mujeres para la Inserción Laboral Surt, del barrio barcelonés del Raval. Avomo nunca había tocado un ordenador, pero desde hace tres meses busca ofertas por Internet con ayuda de su tutora. Para ello se sirve de la nueva aula de alfabetización digital, que forma parte de la Red Conecta, creada por la Fundación Esplai y Microsoft. "Sólo quedamos dos chicas de 10 por encontrar trabajo", cuenta Avomo. Si todo va bien, más adelante quiere formarse como auxiliar de enfermería.

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La Red Conecta es una iniciativa para acercar las nuevas tecnologías a colectivos en riesgo de exclusión social. En los últimos años, la Fundación Esplai, con la ayuda de Microsoft, ha formado gratuitamente a más de 60.000 personas. Actualmente, esta red cuenta con 57 aulas y abrirá otros seis centros en los próximos meses, explica Pedro Aguilera, responsable del área de e-inclusión de la Fundación Esplai. El del Raval es el segundo centro de Barcelona.

Desde la puesta en funcionamiento del programa Unilimited Potential en 2003, Microsoft ha invertido 200 millones de dólares en proyectos sociales en más de un centenar de países.

El pasado mes de febrero, 51 mujeres realizaron diferentes actividades en el centro Surt para mejorar su currículo aprendiendo nuevas tecnologías. Al final de año serán 500 mujeres. El local está habilitado con nueve ordenadores a los que todas las mujeres del barrio acceden gratuitamente. Un equipo de asctivadores imparte los cursos y también se ocupan de su inserción laboral. Liliana Cabero, argentina de 52 años, tiene difícil ejercer como teóloga. Aunque trabajó durante cuatro años en Huelva como pastora de los Adventistas del Séptimo Día, su confesión religiosa le pide disponibilidad geográfica. Liliana no desea mudarse de la capital catalana, donde tiene en acogida un niño discapacitado. Con ayuda de la tutora busca "lo que sea compatible con el niño". Amada Santos, prejubilada de banca de 58 años, cree que tras el curso podrá cumplir su sueño de montar su empresa de creación de webs.

"Mucha gente no tiene acceso al conocimiento, lo que les lleva a una exclusión social más grande que la falta de dinero", comenta Akhtar Badshat, director de programas mundiales de Microsoft. "Si proporcionamos a todo el mundo un perfil básico de tecnología les podemos ayudar a superar más rápidamente esa desventaja".

Distintas organizaciones, como la Fundación Esplai, se encargan de adaptar en cada país o región el programa de formación de Microsoft. La multinacional ha creado unas 20.000 aulas y su sistema curricular está localizado en 29 lenguas.

"¿Ordenadores de 100 dólares? Están bien, pero hay que ir más allá y sobre todo apoyar el aprendizaje, adaptando cada organización nuestros módulos de formación con ejemplos más acordes a su contexto, como la agricultura en China", opina Badshat.

¿Cuánta gente ha encontrado trabajo gracias a este esfuerzo conjunto entre empresas, organizaciones y administraciones? "Es difícil medirlo, pero pueden ser cientos de miles de personas".

ESPLAI: www.fundacionesplai.org SURT: www.surt.org

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