Crónica:Fútbol | 29ª jornada de Liga

Eller, el antagonista

El Atlético gana con un gol del central tras no echar la pelota fuera para atender a Guille Franco

El Atlético se disfrazó de malo de la película para vencer en El Madrigal. El central Eller, antagonista principal, cabeceó a gol mientras un jugador rival yacía en el suelo. Y después se jactó de ello, contento del favor que le había hecho a su equipo: tres puntos al bote, pensó. Probablemente era la única manera que tenía ayer el Atlético de ganar. El fútbol no le llegaba. Ni siquiera un penalti que echó Torres a la basura. Tampoco al Villarreal, muy venido a menos desde que se esfumó Riquelme y el joven Mati Fernández no le tomó el relevo. El partido fue, pues, muy discreto, pero dictó una ...

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El Atlético se disfrazó de malo de la película para vencer en El Madrigal. El central Eller, antagonista principal, cabeceó a gol mientras un jugador rival yacía en el suelo. Y después se jactó de ello, contento del favor que le había hecho a su equipo: tres puntos al bote, pensó. Probablemente era la única manera que tenía ayer el Atlético de ganar. El fútbol no le llegaba. Ni siquiera un penalti que echó Torres a la basura. Tampoco al Villarreal, muy venido a menos desde que se esfumó Riquelme y el joven Mati Fernández no le tomó el relevo. El partido fue, pues, muy discreto, pero dictó una lección esencial: sólo el árbitro debería parar el partido para atender a un jugador.

VILLARREAL 0 - ATLÉTICO DE MADRID 1

Villarreal: Viera; Josemi, Fuentes, Cygan, José Enrique; Senna, Josico (Pirès, m. 57), Marcos; Mati Fernández (Cani, 79); Guille Franco (José Mari, m. 46) y Forlán. No utilizados: Barbosa; Arruabarrena, Gonzalo y Somoza.

Atlético: Leo Franco; Perea, Pablo, Eller, Antonio López; Galletti (Mista, m. 88), Gabi, Luccin, Jurado (Pernía, m. 77); Agüero (Costinha, m. 73) y Fernando Torres. No utilizados: Cuéllar; Seitaridis, Zé Castro y Marqués.

Goles: 0-1. M. 32. Fabiano cabecea mientras Guille Franco, lesionado, rompe el fuera de juego.

Árbitro: Muñiz Fernández. Expulsó a Pirès (m. 84) con roja directa. Amonestó a Viera, Luccin, Fuentes, Josemi, Senna, Perea, Leo Franco, Galletti, Costinha y José Mari.

Unos 15.000 espectadores en El Madrigal.

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Al Kun Agüero se le ha visto poco hasta la fecha en España, más allá de una decena de arrancadas sucedáneas de Romario. Sin embargo, en acciones poco deportivas, se le ha distinguido dos veces. La de ayer y la de la primera vuelta, cuando le marcó un gol al Recreativo con la mano. En posición de extremo derecho, Agüero alzó la vista y lo vio. Vio que había un tipo del Villarreal tumbado en el suelo, Guille Franco, junto a la línea de gol. El internacional mexicano se había caído solo tras un salto en un córner, y ahí seguía, en posición fetal. La gente del Villarreal se quedó parada, dando por supuesto que habría reciprocidad en la cortesía: al principio del encuentro, Forlán había echado fuera el balón para que atendieran a Perea. Pero no la hubo y saltó el escándalo. Agüero centró, Pablo prolongó de cabeza y Eller cabeceó a gol. Ardió El Madrigal. Pero mientras el estadio bramaba contra Eller, su compañero Perea lo aplaudía con un mensaje embotellado: "Bien hecho". El debate se reabre. Nadie tiene derecho a tomarse un descanso por el hecho de que haya un jugador en la hierba. Si después se muere, es responsabilidad del árbitro. No era ayer el caso, pues Guille Franco estuvo medio renqueante desde el minuto uno. Y así siguió hasta que abandonó el campo en la media parte. La actuación del árbitro, por tanto, fue correcta. Otra cosa es la moralidad del Atlético. Porque el Villarreal se sintió engañado dos veces: al echar la pelota fuera y al no ser correspondido después.

El gol despertó a gritos un choque acomodado hasta entonces. Con un notable Gabi, eso sí, que trazó un par de pases de gol: uno a Galletti y otro a Fernando Torres, sin consecuencias. El Atlético fue poca cosa, pero supo al menos que podría explotar las bandas. El Villarreal, por su parte, sigue buscando la identidad perdida. Es un equipo asimétrico, que no acaba de estar bien cosido por ningún lado. En gran parte porque, tras un inicio prometedor, Mati Fernández parece desgastado. Cansado. Sin la chispa que se le presumía. Y eso se le nota sobre todo en el lanzamiento de faltas: las tira muy mal, con una rosca floja y desenfocada.

El Villarreal se volcó, pero con un problema irresoluble: quiere entrar por el centro como en los tiempos de Riquelme. Sin la precisión en el último pase que le daba el as argentino. El Atlético esperó sacarle partido de la velocidad de Torres, con mucho verde por delante. No era, sin embargo, la noche del Niño, que incluso desaprovechó al final un penalti. Lo detuvo Viera. El antagonista era Eller.

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