Análisis:A LA PARRILLA

Opositor

Tengo una pregunta para usted, estrenado como prueba de esperanzadora pluralidad política en una televisión pública (TVE), transcurre en un plató que recuerda el del concurso 1 contra 100 (Antena 3), con su arquitectura de anfiteatro-burladero. Lorenzo Milá, el anfitrión, modera con menos desparpajo que Juan y Medio, pero también centraliza las preguntas de 100 personas que tienen la intención de poner en apuros al concursante. En este caso se trata de un presidente del Gobierno que, de haber sido un concursante fetén, habría quedado eliminado, aunque se le habría aplaudido la bu...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Tengo una pregunta para usted, estrenado como prueba de esperanzadora pluralidad política en una televisión pública (TVE), transcurre en un plató que recuerda el del concurso 1 contra 100 (Antena 3), con su arquitectura de anfiteatro-burladero. Lorenzo Milá, el anfitrión, modera con menos desparpajo que Juan y Medio, pero también centraliza las preguntas de 100 personas que tienen la intención de poner en apuros al concursante. En este caso se trata de un presidente del Gobierno que, de haber sido un concursante fetén, habría quedado eliminado, aunque se le habría aplaudido la buena voluntad. A la estructura del formato, sin embargo, habría que añadirle el micrófono retráctil de 59 segundos para evitar que el presidente se vaya, como suele hacer, más allá de los cerros de Úbeda. Milá le riñó por ello, pero el sonriente Zapatero pasó de todo y siguió explotando su optimismo casi ofensivo y ese retintín entre didáctico y paternalista con el que suele rebozar sus intervenciones.

Me sorprendió que, para responder a los 100 ciudadanos elegidos (marcados con una pulsera amarilla que producía un orwelliano escalofrío), utilizara un tuteo electoralmente inoportuno. Las buenas intenciones del invento, sin embargo, no resolvieron los muchos problemas que se le plantearon. Terrorismo, vivienda, inmigración, educación, sanidad, justicia, economía, agricultura, todos los grandes problemas del país fueron desfilando, a veces enunciados en un tono felizmente directo y crudo que Zapatero aceptó con respeto y esa deportividad que sus detractores consideran cinismo.

A la hora de concretar, en cambio, fue disperso, abusó de la estadística y, en los casos más apurados, echó mano de la entrañable muletilla que Paco Rabal popularizó hace unos años en Juncal: "Tomo nota". Tengo una pregunta para usted es un formato que dignifica la televisión que lo emite, pero que, si el opositor no se prepara, pone más en evidencia sus limitaciones que sus virtudes. Porque, a diferencia de lo que ocurre en los concursos, aquí no hemos venido a jugar. ¿O sí?

Archivado En