Reportaje:Fórmula 1 | Gran Premio de Australia

Renault se asoma al abismo

"Ahora, con la telemetría, los pilotos no pueden contar historias, y Kovalainen ha cometido errores mostruosos", dice encolerizado Briatore

São Paulo, 22 de octubre de 2006. Los miembros de la escudería Renault llenan una céntrica discoteca para celebrar el segundo título de Fernando Alonso y el segundo campeonato consecutivo de marcas. Todos saben que la fiesta sirve también como despedida de Alonso. Fisichella toma el micrófono. Bromea, ayuda al exultante pero contenido Alonso a romper el hielo. Llaman a un chavalín rubio que sube al estrado y demuestra su descaro. "El año que viene tendrás que vértelas con nosotros", le suelta a Alonso. Es Kovalainen. Heikki, el finlandés. Todos se ríen. Físico se abraza a Alonso, con el...

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São Paulo, 22 de octubre de 2006. Los miembros de la escudería Renault llenan una céntrica discoteca para celebrar el segundo título de Fernando Alonso y el segundo campeonato consecutivo de marcas. Todos saben que la fiesta sirve también como despedida de Alonso. Fisichella toma el micrófono. Bromea, ayuda al exultante pero contenido Alonso a romper el hielo. Llaman a un chavalín rubio que sube al estrado y demuestra su descaro. "El año que viene tendrás que vértelas con nosotros", le suelta a Alonso. Es Kovalainen. Heikki, el finlandés. Todos se ríen. Físico se abraza a Alonso, con el que no ha podido casi nunca en los dos años que han convivido. Es el símbolo del relevo. También la apuesta de Flavio Briatore, resignado por la pérdida de Alonso. El director general de la escudería adelanta a Fisichella en el complicado tablero de la F-1 y lo expone al jaque mate. "Ahora todo depende de él. Pero estoy seguro de que tiene el talento necesario para aspirar al título", dijo Briatore en la presentación del equipo para 2007.

El director italiano manifiesta que echa de menos a Alonso como piloto y como persona
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18 de marzo de 2007. Malas caras en el box de Renault. La escudería que ha dominado los dos últimos años, que le ha pasado la mano por la cara a Ferrari, se enfrenta a un pavoroso abismo tras el recuento de la primera carrera de la campaña. Fisichella concluye en la quinta plaza, con Massa, que había partido desde la 22ª, pisándole los talones. Aún peor, Kovalainen es décimo, fuera de los puntos, después de una carrera decepcionante durante la que, en varias ocasiones, se le observa dando tumbos sobre la hierba del Albert Park de Melbourne.

Briatore no soporta el balance. "El equipo debe trabajar duro si queremos volver a la cima. No hemos disputado una buena carrera, a todos los niveles", dice. Es sólo el preludio de la regañina que dedica a ambos pilotos. "Ahora, con la telemetría, los pilotos no pueden explicar cualquier historia. La telemetría no miente. Giancarlo ha hecho una buena primera parte de carrera, pero después, con neumáticos nuevos, le ha costado mucho contener a Massa". "He sacado lo máximo de mi coche, pero me ha faltado adherencia desde el inicio", se defiende Fisichella.

Briatore no se corta a la hora de juzgar a Kovalainen, que a sus 25 años debutó en la F-1 después de haber sido piloto probador el año pasado. "Heikki ha tenido un difícil inicio. Ha cometido errores monstruosos durante todo el fin de semana. No era Heikki el que pilotaba, era su hermano", ironiza Briatore. Y advierte: "Aceptamos un gran premio así porque se trata de su primera carrera pero no lo aceptaremos más de una vez. Hamilton también se estrenaba en la F-1 y sin embargo ha dado miedo a todo el mundo", subraya Briatore. "No he hecho una buena carrera", concede Kovalainen. "He cometido demasiados errores y un nivel de rendimiento simplemente mal controlado".

Briatore ya se olía el desastre. Por eso, en una entrevista publicada por el Welt am Sonntag dice echar de menos la persona y el trabajo de Alonso. "La despedida es todavía demasiado reciente", subrayaba, antes de comparar la pérdida del piloto asturiano con lo que supuso para Benetton, en 1996, el pase de Michael Schumacher a Ferrari. Las vibraciones no pueden ser peores en Renault.

El Renault de Heikki Kovalainen tras salirse de la pista.EFE

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