Una acusada de los crímenes de Tetuán niega que sujetase las manos a la mujer asesinada

"Me los he llevado por delante a todos...". Verónica Carlero, acusada de ser una de las tres personas que indujeron a David Rodríguez Vega a cometer el triple crimen de Tetuán, negó ayer tener nada que ver con las muertes (entre ellas, la de un bebé de nueve meses). Confesó que supo que algo "extraño" había pasado cuando, en su casa, oyó al principal acusado del crimen, David Rodríguez, con la ropa llena de sangre, soltar "que se los había llevado por delante a todos".

Nerviosa, y a veces respondiendo con silencios, Verónica, dueña del bar donde supuestamente se gestó el triple crimen, ...

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"Me los he llevado por delante a todos...". Verónica Carlero, acusada de ser una de las tres personas que indujeron a David Rodríguez Vega a cometer el triple crimen de Tetuán, negó ayer tener nada que ver con las muertes (entre ellas, la de un bebé de nueve meses). Confesó que supo que algo "extraño" había pasado cuando, en su casa, oyó al principal acusado del crimen, David Rodríguez, con la ropa llena de sangre, soltar "que se los había llevado por delante a todos".

Nerviosa, y a veces respondiendo con silencios, Verónica, dueña del bar donde supuestamente se gestó el triple crimen, admitió que conocía de vista a Rodríguez, pero que ni le dio ningún cuchillo ni le animó a matar a Amalio, de 17 años, a la esposa de éste, Ada, de 16, y al bebé de ambos de sólo nueve meses.

En el juicio que se sigue en la Audiencia de Madrid por este triple asesinato, el fiscal y el abogado de las víctimas (que son de etnia gitana) tratan de aclarar quién entró la madrugada del 4 de noviembre de 2004 en la casa del matrimonio formado por Amalio, Ada y de la pequeña Nerea. Hay cinco acusados. Cuatro de ellos aseguran que el único asesino, que ese día estaba "harto de copas y cocaína", fue Rodríguez. Las acusaciones, sin embargo, no creen que éste actuara solo. Un segundo acusado, Emilio Valera, que trabaja en el bar que regentaba Verónica, ha reconocido que, tras cerrar el bar, acompañó en coche a Rodríguez "a pillar coca" a casa de Amalio. Pero que le esperó dentro del coche sin entrar en la casa. Y que, pasados 10 minutos, Rodríguez llegó al coche con un cuchillo en la mano y lleno de sangre.

Dos cuchillos

Dentro de la casa quedó el horror: tres navajazos a Amalio, 26 a la esposa y cuatro al bebé, dormido sobre un sofá. Los forenses, según el abogado de la familia de las víctimas, Eusebio Gómez, sostienen que en la muerte de Ada intervinieron al menos dos cuchillos y tres personas. "Ada (la mujer de Amalio) tiene las muñecas amoratadas por haber sido fuertemente agarrada y le entraron dos cuchillos distintos, por lo que tuvo que haber tres personas", sostiene el abogado. "Creo que mientras David y Emilio acuchillaban a Ada, Verónica le sujetaba de las muñecas para que no se moviera", apunta el letrado.

Verónica manifestó ayer que ella "nunca" ha entrado en la casa de la familia asesinada y que no animó ni dio un cuchillo de su bar a Rodríguez para que matara a Amalio. Verónica dijo que, tras cerrar el bar y ver salir desde allí a Rodríguez y Emilio en un coche blanco para "pillar coca", se fue a casa de su hermana Yolanda. Y que, justo al llegar al domicilio, vio llegar David y Emilio en la calle. "José Emilio se acercó pálido hacia mí y me dio un abrazo, y David estaba manchado de sangre y con una herida en la mano. No sabíamos que había pasado", indicó.

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