Reportaje:Fútbol | 25ª jornada de Liga

"No me gustó el árbitro"

Capello hace coro a Mijatovic al quejarse de Teixeira y sostiene que el Madrid jugó bien, aunque los jugadores se precipitaron

Fabio Capello nació al pie de los Alpes, en el Friuli. De aquellos valles sufridos heredó el espíritu obstinado de los montañeses. Y, como buen montañés, es un hombre de costumbres. Cuando las decisiones de los árbitros lo favorecen, declara que no habla del árbitro. Cuando los árbitros no lo ayudan, se queja. La reacción siempre es predecible. Natural como el calendario lunar. Ayer, al parecer, Teixeira no le echó una mano y esto suscitó la repugnancia tanto del director de fútbol, Pedja Mijatovic, como del propio Capello. Desde que comenzó la Liga, los dos actúan en pinza. Primero hab...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Fabio Capello nació al pie de los Alpes, en el Friuli. De aquellos valles sufridos heredó el espíritu obstinado de los montañeses. Y, como buen montañés, es un hombre de costumbres. Cuando las decisiones de los árbitros lo favorecen, declara que no habla del árbitro. Cuando los árbitros no lo ayudan, se queja. La reacción siempre es predecible. Natural como el calendario lunar. Ayer, al parecer, Teixeira no le echó una mano y esto suscitó la repugnancia tanto del director de fútbol, Pedja Mijatovic, como del propio Capello. Desde que comenzó la Liga, los dos actúan en pinza. Primero habla Mijatovic en la televisión y después Capello le hace los coros en la sala de prensa. Son un dúo. Igual que Simon y Garfunkel o que Nixon y Kissinger.

"Me parece que la gente nos ha animado mucho", reflexiona el técnico italiano
Más información

Ayer, Mijatovic salió en la televisión al terminar el partido para decir que Teixeira no debió cobrar un penalti al Getafe, sino tres. Capello lo acompañó al punto. Dijo que no le gustó el árbitro. "No me gustó", declaró respetando su línea. "Hoy no me gustó el árbitro". Para ser fiel a su dinámica, cuando le pidieron que explicase mejor en qué consistía su desagrado, recurrió a su vieja salida: "No hablo de los árbitros".

Desde fuera, para un neófito, esta sucesión de manifestaciones pueden parecer incoherentes. Para Capello forman parte de su código. Son el lenguaje intrincado que emplean quienes habitan su mundo. Así ha vivido durante los últimos diez años. El hombre no se inmuta con las críticas que vienen de fuera. Él sigue su camino. Porque, debe de pensar, comportándose así logró convertirse en el entrenador con más prestigio de Italia. Aunque los últimos dos títulos que ganara, al frente del Juventus, le fuesen retirados por orden judicial tras probarse que el director general del club, Luciano Moggi, había corrompido a los árbitros para que favorecieran a su equipo. De eso Capello no habla. Para él, sólo importa el porvenir.

El pasado está muerto. La semana pasada, también. Ayer, Capello insinuó que Teixeira debió pitar más penaltis a favor del Madrid en aquella jugada en la que cayó Cassano o en la que Gago se fue al suelo o en la que Reyes acabó lesionado. Nada dijo Capello, ni Mijatovic, de las entradas desaforadas de Roberto Carlos a Cotelo, que merecieron la expulsión. Tampoco quisieron recordar que la semana pasada, en el Calderón, Daudén anuló un gol al Atlético que habría supuesto una derrota del Madrid. Entonces, como las medidas arbitrales resultaron notablemente beneficiosas, Capello se escabulló con su recurso de costumbre: "Hace dos años que no hablo de los árbitros".

Capello habla de los árbitros cada jornada, pero tal vez ni se dé cuenta. No está en este negocio para hacer historia. Sólo le interesa el presente. El día a día y el dinero que le reporta. Tiene experiencia y sabe que hay valoraciones que no deben hacerse nunca si se quiere mantener en alza el perfil. Primero, nunca ejercer la autocrítica, salvo por motivos de fuerza mayor. Luego, exhibir una imagen correcta y superficial de la realidad, aunque a su alrededor ocurran cosas tan miserables como que sus futbolistas se nieguen a jugar y él los ampare. El caso de Emerson, que gana cinco millones de euros y rechaza jugar en el Bernabéu, es el primer caso en la historia del fútbol en el que un jugador se declara públicamente en rebeldía y el club no lo sanciona.

"Hoy hemos jugado un muy buen partido y el resultado ha sido injusto", comentó Capello después del empate; "me ha gustado mucho el equipo, el espíritu, todas las cosas que hemos hecho en el campo. Hoy, el público ha visto un buen partido en la segunda parte. Hemos tenido ocasiones, pero hemos fallado por precipitarnos. Me parece que la gente nos ha animado mucho. Hoy, el público nos ha ayudado".

Al escuchar al entrenador, se habría dicho que el empate le servía para luchar por algún título. Presa de la misma ilusión, los futbolistas del Madrid salieron del vestuario diciendo las mismas cosas huecas. Como Robinho, que declaró: "Estamos en una buena posición en la Liga".

Fabio Capello da instrucciones desde la banda.RICARDO GUTIÉRREZ

Sobre la firma

Archivado En