Crónica:Fútbol | 21ª jornada de Liga

Un líder remolón

El Barça, sin fluidez en su juego y carente de pegada, no pasa del empate en el campo de Osasuna

Parece que a esta Liga no la quiere nadie. El Sevilla y el Real Madrid sirvieron en bandeja al Barça la posibilidad de dar un golpe de autoridad en el campeonato pero el líder más tibio de los últimos tiempos no tiene fuerza para tanto. Los azulgrana continúan con su particular crisis -sumaron su quinto partido partido lejos de casa sin victoria-, que en el Reyno de Navarra ofreció signos alarmantes. Sin rastro de su mejor juego y de sus signos de identidad y con un fútbol de mucho músculo, mucha garra y poco más, el Barça tramitó el partido ante un Osasuna que tampoco aprovechó la debilidad d...

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Parece que a esta Liga no la quiere nadie. El Sevilla y el Real Madrid sirvieron en bandeja al Barça la posibilidad de dar un golpe de autoridad en el campeonato pero el líder más tibio de los últimos tiempos no tiene fuerza para tanto. Los azulgrana continúan con su particular crisis -sumaron su quinto partido partido lejos de casa sin victoria-, que en el Reyno de Navarra ofreció signos alarmantes. Sin rastro de su mejor juego y de sus signos de identidad y con un fútbol de mucho músculo, mucha garra y poco más, el Barça tramitó el partido ante un Osasuna que tampoco aprovechó la debilidad del campeón. Rijkaard lo vio tan mal que permitió a Eto'o jugar los últimos seis minutos. Fue la mejor noticia de la noche para el Barça. Pedirle un gol al africano hubiera sido ya pedirle poco menos que un milagro.

OSASUNA 0 - BARCELONA 0

Osasuna: Ricardo; Javier Flaño, Miguel Flaño, Cruchaga, Corrales; Juanfran, Puñal, Raúl García, David López; Soldado (Webó, m. 82) y Milosevic (Nekouman, m. 65). No utilizados: Elía, Izquierdo, Cuéllar, Juanlu y Héctor Font.

Barcelona: Víctor Valdés; Oleguer, Edmilson, Puyol, Zambrotta; Deco (Eto'o, m. 85), Márquez (Motta, m. 81), Xavi; Ezquerro, Saviola (Iniesta, m. 64) y Giuly. No utilizados: Jorquera, Belletti, Gudjohnsen y Gio Van Bronckhorst.

Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Zambrotta, J. Flaño, Deco y Puñal.

Reyno de Navarra. 17.982 espectadores.

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El empate fue una decepción más para un equipo ayer absolutamente desconocido. Todavía muy tierno, en fase de rehabilitación, el Barça apretó algo más al final pero jugó todo el partido con lentitud, nula profundidad y un bagaje pírrico en ataque. No se esperaba eso de él el día que podía asestar un golpe a la Liga. Consciente de que está débil y muy lejos de su mejor forma, jugó agarrotado, como si tuviera miedo de cometer un pecado capital. Y eso que Osasuna le regaló el balón, su tesoro más preciado, para salir al contraataque. Pero este es de momento otro Barça. Privado de la magia de Ronaldinho, extraviado desde hace algunas semanas y ayer lesionado, de la verticalidad de Messi y de la voracidad de Eto'o, a quien se le pudo observar cómo se desgañitaba en el banquillo, los azulgrana dominaron de forma superflua. Ezquerro, que volvía a su casa, sustituyó a Gudjohnsen, que sufrió un ataque migraña en las horas previas al partido, y se alternó en el puesto de delantero con Saviola.

Xavi intentó mover el cuero pero apenas encontró aliados. Los centros de Giuly siempre acabaron en nada, Ezquerro volvió a defraudar, esta vez en su casa, y el pibito parece haber extraviado el instinto que había exhibido en los últimos días. El Barça apenas chutó a puerta y cuando lo hizo se quedó lejos de marcar: primero en una escapada del argentino, que resolvió mal porque la pelota acabó en las manos del portero, y después con un jugadón, tras un taconazo de Zambrotta, que se fue fuera tras un chut, ¿o fue un centro?, escorado del argentino.

Osasuna llevaba tres partidos sin marcar y no está para muchas alegrías. Pero cuenta con Milosevic, un especialista en hacerle daño al Barça. Podrá perder balones en el centro del campo pero su capacidad para generar peligro, especialmente en el remate de cabeza, es mayúsculo. Rijkaard situó sobre él a Márquez y a las primeras de cambio ya pudo marcar de cabeza aunque se encontró con las manos de Víctor Valdés, que se está hartando de salvar puntos al Barça en estos tiempos de vacas flacas. Tuvo suerte el Barça porque Miguel Flaño no acertó a rematar la pelota que quedó muerta en la red. Todo el peligro, más o menos intermitente de Osasuna, llegó por banda derecha de Juanfran en busca de Milosevic. Pero todos los cabezazos acabaron fuera. Tampoco fue su día.

Sin ritmo y roto por las faltas, el partido cayó en el más absoluto sopor porque Osasuna apenas se acercó a Valdés, salvo una falta de Márquez sobre David López. Algo más lo hizo el Barça, que tuvo que recurrir al juego duro -Deco se jugó la expulsión- para amarrar el empate. Nada cambió porque Saviola envió a las nubes un remate franco en el área. Quedaba media hora para el final y Rijkaard sustituyó a el pibito para dar entrada a Iniesta. Más entero que Osasuna, el Barça achuchó al final y forzó una ocasión de Giuly, un cabezazo de Edmilson que se fue alto por poco y un disparo de Iniesta. Pero dio la sensación de que el partido podía durar una eternidad sin que hubiera un gol. Ni Eto'o, que relevó a Deco y disputó los últimos minutos en lo que supuso su regreso a los terrenos de juego después de la lesión que le mantuvo 130 días de baja, pudo remediarlo. Osasuna, fundido absolutamente, se dio por satisfecho con el punto alcanzado mientras que el Barça concluyó con la frustración que supuso no haber aprovechado una ocasión de oro para ampliar su ventaja al frente de la tabla.

Eto'o se prepara entre varios rivales para rematar un pase.

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