Sobornos, fechorías y mentiras

Una espléndida escenografía portuaria, un tanto a lo Georges Simenon, acoge un montaje en el que Rafael Calatayud juega con la imagen del golfillo cinematográfico, aunque ese imaginario, muy propiamente basado en uno de los Moliêre más picarescos, debe mucho al desarrollo del cómic de los años cincuenta así como al cierto cine francés de mediados del siglo pasado.

Referencias al margen, Rafael Calatayud consigue un montaje muy dinámico, muy movido, así como muy nervioso, donde las trapacerías del protagonista se suceden sin descanso en un despliegue que remite una y otra vez a actitudes...

Una espléndida escenografía portuaria, un tanto a lo Georges Simenon, acoge un montaje en el que Rafael Calatayud juega con la imagen del golfillo cinematográfico, aunque ese imaginario, muy propiamente basado en uno de los Moliêre más picarescos, debe mucho al desarrollo del cómic de los años cincuenta así como al cierto cine francés de mediados del siglo pasado.

Referencias al margen, Rafael Calatayud consigue un montaje muy dinámico, muy movido, así como muy nervioso, donde las trapacerías del protagonista se suceden sin descanso en un despliegue que remite una y otra vez a actitudes muy de actualidad. Martín Cases está muy convincente en su Scapin, muy suelto, muy seguro a reforzar con sus gestos su sinfonia de engaños y fechorías. El resultado es una comedia que nada tiene de ligera, pese a las apariencias, en poco más de hora y media que sabe a poco.