El comandante de Ceuta niega que se discrimine a los soldados musulmanes

El comandante general de Ceuta, el general Luis Gómez-Hortigüela, negó ayer que en el seno de las Fuerzas Armadas exista "persecución ni discriminación de ningún tipo".

El máximo mando militar de la ciudad salía así al paso de las críticas de la Unión Demócrata Ceutí (UDCE), principal partido de la oposición local, que el pasado viernes distribuyó más de 3.000 panfletos en los que denunciaba el despido de soldados españoles de origen marroquí basándose en "informes de carácter reservado" que desaconsejarían su permanencia en filas.

"En el Ejército no se han producido despidos, si...

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El comandante general de Ceuta, el general Luis Gómez-Hortigüela, negó ayer que en el seno de las Fuerzas Armadas exista "persecución ni discriminación de ningún tipo".

El máximo mando militar de la ciudad salía así al paso de las críticas de la Unión Demócrata Ceutí (UDCE), principal partido de la oposición local, que el pasado viernes distribuyó más de 3.000 panfletos en los que denunciaba el despido de soldados españoles de origen marroquí basándose en "informes de carácter reservado" que desaconsejarían su permanencia en filas.

"En el Ejército no se han producido despidos, sino que ha habido no renovaciones [de compromiso], pero en las Fuerzas Armadas no hay ni persecución ni discriminación hacia nadie, sino todo lo contrario", aseguró Gómez-Hortigüela.

El general agregó que el 90% de las solicitudes de prórroga de compromiso presentadas el año pasado en Ceuta han sido aceptadas y que, del 10% restante, "más de la mitad eran de cristianos", en alusión a los soldados de origen peninsular. Tras asegurar que el Ejército "aboga por la integración y el respeto de cualquier cultura o etnia religiosa", dijo que con los datos facilitados "quedan aclaradas las graves acusaciones vertidas estos días".

No renovaciones

Los despidos se produjeron el pasado 31 de diciembre, al vencer muchos contratos de soldados profesionales de carácter temporal que debían renovarse después de tres años de vigencia.

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A principios de ese mismo mes, en el marco de la llamada Operación Duna, el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón ordenó la detención en Ceuta de un grupo islamista que había contactado con militares de religión musulmana con el objetivo de intentar sustraer explosivos de polvorines del Ejército.

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, que fue informado por el juez del alcance de la investigación, dijo entonces que no existía ninguna prueba en contra de los soldados contactados por los yihadistas. El pasado martes, en el curso de un desayuno informativo, Alonso aseguró que el Ejército "no pregunta a nadie por sus creencias religiosas y sólo se preocupa de aquellas personas que incumplen las reglas de la disciplina". Al menos, un tercio de los 8.000 militares destinados en Ceuta y Melilla es de origen marroquí, aunque todos tienen nacionalidad española.

El presidente de la Unión Demócrata Ceutí (UDCE), Mohamed Ali, que hoy tiene previsto reunirse con el general Gómez-Hortigüela, declaró ayer a Europa Press que su partido nunca ha acusado al Ejército de racismo, sino que se ha limitado a mostrar su preocupación por la proliferación de no renovaciones de compromiso basándose en informes de carácter reservado, lo que a su juicio ha generado "indefensión jurídica e inquietud social".

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