Un solista contra la orquesta

Valen lo mismo, aunque lleguen por caminos opuestos. El gol del Recreativo fue un ejemplo de juego colectivo, primer toque, precisión y velocidad. Como si lo hubiera firmado el mismo dream team de Cruyff hace 15 años, con todas las piezas de la orquesta bien afinadas. Todos cumplieron con su trabajo y el resultado fue maravilloso. El del Deportivo, en cambio, fue la obra de un solista, Arizmendi, que se bastó él solo con un voleón para igualar el partido. El talento del deportivista, en estado de gracia, sirvió a su equipo para secar la magia del Recreativo, un grupo mucho más alegre y ...

Valen lo mismo, aunque lleguen por caminos opuestos. El gol del Recreativo fue un ejemplo de juego colectivo, primer toque, precisión y velocidad. Como si lo hubiera firmado el mismo dream team de Cruyff hace 15 años, con todas las piezas de la orquesta bien afinadas. Todos cumplieron con su trabajo y el resultado fue maravilloso. El del Deportivo, en cambio, fue la obra de un solista, Arizmendi, que se bastó él solo con un voleón para igualar el partido. El talento del deportivista, en estado de gracia, sirvió a su equipo para secar la magia del Recreativo, un grupo mucho más alegre y divertido que el serio Deportivo de Caparrós, todavía en estado de gestación y envidioso de su rival. Lo admitió luego el entrenador andaluz en un análisis significativo: "Los aficionados venían antes aquí a ver a los rivales del Recreativo. Ahora vienen a ver a sus jugadores".

Siempre tocando de primeras, los chicos de Marcelino llegaron hasta la red de Aouate de manera natural: Viqueira, Jesús Vázquez, Uche, Cazorla y Javi Guerrero, que en siete citas le ha marcado seis goles al Depor, su víctima preferida. El último, ayer, fue un tanto espléndido, marca de la casa. El Recre se cosió el balón a la bota desde el inicio y el Depor pareció aceptar complacido la propuesta. Qué curioso. Era el conjunto gallego el que temía al Recreativo, que llegaba a su estadio henchido después de asaltar el Bernabéu y Montjuïc. Y que se creció todavía más con el tanto de Javi Guerrero.

El gol entristeció la cara del Deportivo, por algo el peor visitante de la Liga hasta ayer: sólo tres goles y cuatro empates en nueve desplazamientos. Su última victoria a domicilio fue hace casi ocho meses. El equipo rosa -así vestía ayer- encajó el golpe y se quitó el balón de los pies como pudo. Es decir, mandándolo a volar. Y en uno de sus vuelos cazó el empate con algo de fortuna. Riki peleó por alto por la pelota y el rechace le cayó a los pies a Arizmendi, con la confianza a tope desde que desmontó al Madrid. El delantero se acomodó el cuerpo y mandó un disparo bombeado que sorprendió en el bote a López Vallejo. Todo lo que había conseguido el Recre mimando el balón lo igualó un solo jugador golpeándolo con fuerza en el primer disparo de su conjunto a portería. Contagiado por la igualada, el Deportivo se estiró hasta discutirle la posesión de la pelota al Recreativo, un equipo más efectivo fuera de su estadio que ante su público. Los jugadores se acumularon en el centro del campo como en una manifestación y del barullo salió ganador el Depor.

Andrade frenó a Uche, un polvorín que se ha hecho un hueco en lugar de Sinama-Pongolle, y el conjunto gallego ganó claridad en su juego en la medida que la perdió el de Marcelino. El grupo de Caparrós había perdido el miedo y se lanzó a un partido abierto. Salió de la cueva y se acercó a la portería del Recre, sobre todo gracias al escurridizo Arizmendi. Marcelino reaccionó con un cambio doble -entraron Sinama y Juanma- que apenas cambió el encuentro. El partido era del Depor, lanzado a por algo más que el empate. Arizmendi se plantó solo en el tramo final ante López Vallejo, pero su disparo se marchó escorado a la derecha. Antes, el meta había blocado brillantemente un cabezazo de Taborda a centro de Verdú. El Recre siguió tocando como sabe, en grupo. Le alcanzó para lo mismo que al Depor con un gran solista.