Análisis:A LA PARRILLA

¿Es que estamos todos locos?

En el difícil ranking de la sensatez, los telediarios del miércoles pusieron en primer plano a Josu Jon Imaz, que era un joven imberbe cuando empezó la Transición y que ahora representa mejor que muchos el espíritu dubitativo, conciliador, de aquellos tiempos. Enfrentado a la depurada miseria moral de los que desde Batasuna siguen jugando con las palabras ("El proceso no está roto porque no ha habido un comunicado de ETA", dijo Pernando Barrena), el presidente del PNV hizo una invocación cabreada: "Llevan meses diciendo que el proceso estaba parado, muerto... ETA pone una bomba de quini...

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En el difícil ranking de la sensatez, los telediarios del miércoles pusieron en primer plano a Josu Jon Imaz, que era un joven imberbe cuando empezó la Transición y que ahora representa mejor que muchos el espíritu dubitativo, conciliador, de aquellos tiempos. Enfrentado a la depurada miseria moral de los que desde Batasuna siguen jugando con las palabras ("El proceso no está roto porque no ha habido un comunicado de ETA", dijo Pernando Barrena), el presidente del PNV hizo una invocación cabreada: "Llevan meses diciendo que el proceso estaba parado, muerto... ETA pone una bomba de quinientos kilos y los mismos dicen que el proceso está más vivo que nunca. ¡¿Es que estamos locos o qué?!".

En medio de esa ciénaga que ahora se ha abierto como un boquete en este país, algún pescador de río revuelto aprovecha sus entradas en la tele (59 segundos, TVE) para reclamar espíritu de concordia, mientras que desde su medio acucia soluciones de no sé qué naturaleza para "desembarazarse" del "irresponsable" presidente. Entre esas imágenes que nos devuelve la tele como si la realidad fuera una herida, veo en Cuatro (en el telediario de Gabilondo) el impacto que deja en la gente lo incomprensible, y ese llanto de la cocinera ecuatoriana que evoca a sus compatriotas muertos surge como un puñetazo en la mandíbula de los que pusieron la bomba y de los que les acompañan. Ayer, a mediodía (Telediario, TVE-1), el territorio de la realidad tuvo su epicentro en el propio Ecuador, de donde son las víctimas del desastre. Los telediarios tradicionales trepidan; hay que acudir al sosiego de La 2 Noticias, con Mara Torres, para hallar cierta paz; nos llevó el miércoles a los ríos sagrados hindúes, por ejemplo, pero también nos introdujo en el horror de Guantánamo. El cuidado con que se hace ese informativo merecería otra realidad, más hermosa, más sensata. Pero la vida conspira para que sepamos que todos estamos locos.

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