MIRADOR

Grandes sin Plan Prever

La renovación del Plan Prever del automóvil para el año 2007 ha caído como una piedra en el estanque de los fabricantes y vendedores de coches. Los compradores de un turismo con una cilindrada superior a los 2.500 centímetros cúbicos pierden el derecho a que se les reduzca el impuesto de matriculación que hasta ahora se concedía por la entrega del coche viejo en el momento de la compra. Puede explicarse por el deseo del Gobierno de desincentivar el uso de coches de gran cilindrada, que suelen consumir más gasolina y arrojar más gases contaminantes a la atmósfera.

Ahora bien, en este y o...

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La renovación del Plan Prever del automóvil para el año 2007 ha caído como una piedra en el estanque de los fabricantes y vendedores de coches. Los compradores de un turismo con una cilindrada superior a los 2.500 centímetros cúbicos pierden el derecho a que se les reduzca el impuesto de matriculación que hasta ahora se concedía por la entrega del coche viejo en el momento de la compra. Puede explicarse por el deseo del Gobierno de desincentivar el uso de coches de gran cilindrada, que suelen consumir más gasolina y arrojar más gases contaminantes a la atmósfera.

Ahora bien, en este y otros aspectos, el Prever 2007 es un aliño transitorio mientras la Administración articula un tratamiento fiscal completo para el automóvil. Legislación que, por cierto, debería tener en cuenta algunos hechos básicos: que el transporte por automóvil privado es responsable de una parte importante de la contaminación ambiental, por no mencionar los atascos en las ciudades y las ineficiencias energéticas; que en el parque automovilístico español resta todavía un 35% de coches con más de 10 años; y que las autoridades europeas presionan para que España suprima el impuesto de matriculación.

Con estos factores sobre la mesa, parecería razonable que en 2008 el Gobierno presente un nuevo marco fiscal para el automóvil, que no debería incluir el impuesto de matriculación, pero que será difícil de eliminar puesto que está transferido a las comunidades autónomas. Además, la fiscalidad disuasoria debería acompañarse de incentivos para promover las mezclas que incorporen biocombustibles. Quizá se consiga mejorar el consumo de energía, reducir la contaminación y aligerar la circulación automovilística.

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