Cartas al director

Ancianas solas

En mi barrio viven bastantes viudas; son mujeres que, normalmente, están entre los 70 y los 90 años de edad. Mientras pueden, viven solas, con sus achaques, en pisos a muchos de los cuales han de acceder sin ascensor y tienen pensiones modestas, cuando no de subsistencia.

Esas mujeres son nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras suegras, nuestras tías, nuestras vecinas y nuestras conciudadanas. Algunas vivieron los horrores de la Guerra Civil y todas las penurias de la posguerra y las carestías del franquismo. Durante decenas de años hicieron una labor silenciosa de sacrificio y amor...

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En mi barrio viven bastantes viudas; son mujeres que, normalmente, están entre los 70 y los 90 años de edad. Mientras pueden, viven solas, con sus achaques, en pisos a muchos de los cuales han de acceder sin ascensor y tienen pensiones modestas, cuando no de subsistencia.

Esas mujeres son nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras suegras, nuestras tías, nuestras vecinas y nuestras conciudadanas. Algunas vivieron los horrores de la Guerra Civil y todas las penurias de la posguerra y las carestías del franquismo. Durante decenas de años hicieron una labor silenciosa de sacrificio y amor a sus familias, llevando el control de sus hogares y sacando adelante a una media de hijos por pareja muy superior a la actual.

A esas mujeres les debemos gran parte de nuestra prosperidad y bienestar, por no hablar del impagable calor de sus afectos, y aunque los sucesivos Gobiernos democráticos han ido mejorando sus condiciones, queda aún mucho camino por recorrer para conseguir que los últimos años de sus vidas sean buenos, pues por cuanto nos han dado a todos tienen derecho a ser tratadas como reinas.

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