1.500 motoristas provocan tráfico lento en la Operación Salida para exigir seguridad

La marcha contra los quitamiedos afecta a carreteras de salida de siete comunidades

La lluvia y el madrugón echaron para atrás a muchos de los motoristas convocados a participar ayer -segunda jornada de la operación salida- en una marcha lenta que pretendía atascar las principales vías de salida en Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Coruña, Sevilla, Valencia y Lanzarote y llamar la atención sobre el peligro de los quitamiedos. "Están pensados para los coches y actúan como guillotinas para los moteros que tienen accidentes", explicaba ayer uno de los participantes. Finalmente, los motoristas, unos 1.500, no paralizaron el tráfico, aunque sí lo ralentizaron, especialmente en Madrid...

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La lluvia y el madrugón echaron para atrás a muchos de los motoristas convocados a participar ayer -segunda jornada de la operación salida- en una marcha lenta que pretendía atascar las principales vías de salida en Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Coruña, Sevilla, Valencia y Lanzarote y llamar la atención sobre el peligro de los quitamiedos. "Están pensados para los coches y actúan como guillotinas para los moteros que tienen accidentes", explicaba ayer uno de los participantes. Finalmente, los motoristas, unos 1.500, no paralizaron el tráfico, aunque sí lo ralentizaron, especialmente en Madrid.

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"Teníamos que haber sido más, pero llovía, habíamos quedado muy temprano, la gente está de vacaciones y se ve que a unos les asusta el agua y a otros el madrugón. Han participado muchos menos de los que esperábamos, cerca de 1.000 en Cataluña", lamentaba ayer desde Barcelona, Joan Grané, socio de Moteros Unidos por la Vida, la plataforma convocante de la marcha. Los Mossos d'Esquadra anunciaron multas para algunos manifestantes por circular a una velocidad excesivamente lenta o no respetar la distancia de seguridad.

Unos 1.500 motoristas, según Efe -los convocantes dieron la cifra de 5.200-, secundaron la marcha lenta de protesta, que se prolongó unas cuatro horas, sólo por la mañana, y que según la DGT no provocó retenciones, aunque sí tráfico lento en tramos de unos tres o cuatro kilómetros en las carreteras de salida, especialmente las de Madrid.

Vestidos con camisetas naranjas en las que se leían los lemas Moteros por la Vida y Sistemas de Protección de motoristas ya, los participantes en la marcha habían quedado a las ocho de la mañana en las principales vías de salida de Barcelona, Madrid, Zaragoza, A Coruña, Sevilla, Valencia y Lanzarote para reivindicar más seguridad en las carreteras, especialmente la renovación de los viejos quitamiedos, en forma de hache, que actúan como guillotinas cuando un motorista choca contra ellos. Según la plataforma, un 15% de los motoristas que mueren en las carreteras cada año son víctima de los quitamiedos.

Javier Rodríguez, motorista de 38 años, no asistió a la concentración por estar recuperándose de graves heridas producidas por un quitamiedos el pasado 15 de junio. "Perdí el control en una curva y caí contra el poste de un guardarraíl. Iba a 60 kilómetros por hora, pero da igual. Éste, al menos, estaba protegido con gomaespuma, pero aún así me rompí el fémur y me operaron de urgencia aquella noche porque perdí el riego sanguíneo en la pierna derecha y pensaron que me la tenían que amputar", explica desde el hospital.

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"La gente piensa que somos los locos de la carretera, pero está demostrado que aún yendo a 30 kilómetros por hora estos quitamiedos pueden ser letales para el motorista. Están pensados para frenar a los coches, pero si un motero se cae, se desliza y choca con el poste del quitamiedos, lo más probable es que le seccione algún miembro. Actúa como una guillotina", explica Aitor Molina, de la asociación Lucha Motera. "Esta manifestación es como la de los pilotos de Iberia, para molestar un poquito y de paso concienciar a la gente de que las barreras de seguridad tienen que servir para todos, y especialmente para los motoristas, que somos más vulnerables en la carretera", añade.

El Ministerio de Fomento presentó en mayo un plan para instalar nuevas barreras de seguridad sin peligro para los motoristas en 1.500 kilómetros de carretera. "Vamos a instalarlos en los puntos negros que hemos detectado en los 25.000 kilómetros de red que gestiona el Gobierno. Creo que debería haber barreras de este tipo en todos los puntos negros de la red, pero los otros 160.000 son competencia de las comunidades autónomas", explica Vicente Vilanova, subdirector general de Conservación y Explotación de Carreteras. Los nuevos quitamiedos costarán 48 millones de euros y el Gobierno se ha marcado seis años de plazo para instalaros. Pondrán el último en 2012, aunque de momento sólo los han colocado en cinco de esos 1.500 kilómetros.

"Que se pongan de acuerdo y destinen una partida presupuestaria a cambiarlos en toda España", pedía ayer el motero Molina. La asociación de motociclistas prepara una nueva protesta para el día 16 en todas las capitales de provincia.

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