Análisis:A LA PARRILLA

Rostros y máscaras

De vez en cuando asoman en nuestros zappines imágenes de un programa norteamericano en el que un patito feo pasa por el quirófano y mejora su aspecto. La cirugía-espectáculo es un formato que bebe de las fuentes de Frankestein. En realidad (La Primera), el espacio de documentales temáticos que el sábado estrenó TVE, abordó el tema desde una perspectiva informativa, divulgativa, y, si se me permite la expresión, de arte y ensayo. Al documental francés se le aplicó una leve cirugía, insertando apariciones de un presentador cuya misión consistía en subrayar, de un modo innecesario, ...

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De vez en cuando asoman en nuestros zappines imágenes de un programa norteamericano en el que un patito feo pasa por el quirófano y mejora su aspecto. La cirugía-espectáculo es un formato que bebe de las fuentes de Frankestein. En realidad (La Primera), el espacio de documentales temáticos que el sábado estrenó TVE, abordó el tema desde una perspectiva informativa, divulgativa, y, si se me permite la expresión, de arte y ensayo. Al documental francés se le aplicó una leve cirugía, insertando apariciones de un presentador cuya misión consistía en subrayar, de un modo innecesario, el suspense. Lejos de un replanteamiento estético, lo que vimos fue, por complejo, muy interesante. Una mujer, cuyo rostro ha sido mutilado por la agresión de un perro, se somete a un implante revolucionario en la historia de la cirugía maxilofacial. Los sucesivos testimonios nos acercan al objetivo con una realización sin artificios, progresivamente fragmentada, que cubre todos los aspectos (médico, psicológico, mediático) de una operación que intenta recuperar un rostro sin transformarlo en máscara. Una de las muchas doctoras que intervienen en el proceso declara: "Es una aventura humana, no una experiencia quirúrgica".

Es cierto, y ese relato detallado es lo que más humaniza la experiencia. Buscar un donante, mantener la coherencia del proyecto, evitar complicaciones posoperatorias e inmunológicas y detener la jauría de los medios de comunicación constituyen los elementos clave de una narración que, para ser televisiva, retiene elementos del desenlace para mantener la atención e introduce algún plano digno del sensacionalismo médico del doctor Beltrán. La realidad bebe de la ficción para hacerse verosímil. La operación es, en sí misma, un thriller científico centrado en la reconstrucción de un rostro. El héroe es la paciente. Mientras tanto, en Tele 5, Dolce vita buceaba en los infinitos matices de la pantojafobia. La cara dura de algunos de los que intervinieron no se cura ni con implantes ni con injertos.

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