La finta semántica
El Parlamento canadiense votará hoy la moción presentada por sorpresa la pasada semana por el primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper que califica a Quebec como "nación" en el seno de Canadá. Parece que puede salirle bien esta finta política que no está exenta de riesgos.
Se trata sin duda de desactivar una nueva ofensiva del Bloque Quebequés que, inasequible al desaliento, presentó el pasado jueves una moción propia sobre la identidad de la región francófona, su carácter de "nación" y su posible futuro como estado independiente. Pero también de hacer frente a una conf...
El Parlamento canadiense votará hoy la moción presentada por sorpresa la pasada semana por el primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper que califica a Quebec como "nación" en el seno de Canadá. Parece que puede salirle bien esta finta política que no está exenta de riesgos.
Se trata sin duda de desactivar una nueva ofensiva del Bloque Quebequés que, inasequible al desaliento, presentó el pasado jueves una moción propia sobre la identidad de la región francófona, su carácter de "nación" y su posible futuro como estado independiente. Pero también de hacer frente a una confusa situación política en el partido liberal, hoy en la oposición, en el que algunos, entre ellos el politólogo Michael Ignatieff, aspirante al liderazgo del partido, intentan granjearse apoyos en Quebec con concesiones a posiciones nacionalistas.
Stephen Harper ha asegurado que se trata de dejar claro que Quebec es y será una nación dentro de Canadá con mayor énfasis en el "dentro" que en la concesión semántica a aspiraciones identitarias. Son muchos los críticos de su propio partido que consideran que este tipo de concesiones al nacionalismo irredento jamás logra aplacarlo y sólo lo anima en sus afanes secesionistas. Pero sí parece que con la iniciativa de Harper el Gobierno conservador obliga casi al apoyo generalizado a su moción de los federalistas del Partido Liberal y del Nuevo Partido Democrático.
También parece que al muy debilitado Partido Liberal, en la oposición desde enero tras 13 años de poder, la finta de Harper le arrebata una posible carta que algunos aspirantes al liderazgo pretendían jugar.