Por la boca muere el pez
Quisiera hacer constar mi perplejidad ante dos hechos relevantes que, a mi juicio, describen a la perfección el gris, gris, gris (y algo bochornoso) acto de presentación del Tripartit-Part II del que fuimos espectadores el pasado día 7 de noviembre.
1. ¿Se puede saber por qué, en su discurso, el señor Carod Rovira se esforzó con homérico ímpetu en dejar claro que el nuevo Gobierno no iría contra nadie, ni persona, ni país, ni cultura, ni lengua? ¿Por qué remató tan noble declaración de intenciones al afirmar, acto seguido, que éste no iba a ser un Gobierno rencoroso ni ven...
Quisiera hacer constar mi perplejidad ante dos hechos relevantes que, a mi juicio, describen a la perfección el gris, gris, gris (y algo bochornoso) acto de presentación del Tripartit-Part II del que fuimos espectadores el pasado día 7 de noviembre.
1. ¿Se puede saber por qué, en su discurso, el señor Carod Rovira se esforzó con homérico ímpetu en dejar claro que el nuevo Gobierno no iría contra nadie, ni persona, ni país, ni cultura, ni lengua? ¿Por qué remató tan noble declaración de intenciones al afirmar, acto seguido, que éste no iba a ser un Gobierno rencoroso ni vengativo? Si convivimos en democracia ¿por qué tales palabras? Donde las dan las toman, así que ¿no será que el pobre señor Carod teme que quienes no le hemos votado le consideremos, ¡a él también, cielos!, un ultramontano intolerante y rancio?
2. Durante mi infancia, mi adolescencia y mis primeros años de madurez, la frase franquista que más fue motivo de chanza y cachondeo por zafia, tontorrona y absurda fue la ya mítica: "España es una unidad de destino en lo universal". Imagínese cuál no fue mi sorpresa (y mi carcajada) cuando, en su dichoso discurso, el dilecto Carod tuvo a bien soltar la siguiente sentencia: "Catalunya es una comunidad de destino" ¿Acaso le traicionó al señor Carod el subconsciente?
La de cosas que hemos visto, maese Falstaff...