Crónica:Fútbol | Liga de Campeones

La noche agridulce de Ayala

El Valencia se clasifica para octavos con un tanto del defensa después de una hora calamitosa

Cuando el juego no alcanza, bienvenida sea la estrategia. A ella se acogió ayer el Valencia para rescatar un empate que le lavaba la cara después de una hora calamitosa. Empató de cabeza Ayala, lo que fue una gran noticia para él, que tuvo una noche repleta de pesadillas hasta ese momento por el nulo entendimiento que mantuvo con David Navarro. Son como el agua y el aceite, y, como consecuencia, el Valencia sufrió como nunca en defensa. Regaló ocasiones de todos los colores y si no acabó completamente desintegrado fue por dos razones: porque Cañizares salvó un par de goles y porque Ayala, que ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cuando el juego no alcanza, bienvenida sea la estrategia. A ella se acogió ayer el Valencia para rescatar un empate que le lavaba la cara después de una hora calamitosa. Empató de cabeza Ayala, lo que fue una gran noticia para él, que tuvo una noche repleta de pesadillas hasta ese momento por el nulo entendimiento que mantuvo con David Navarro. Son como el agua y el aceite, y, como consecuencia, el Valencia sufrió como nunca en defensa. Regaló ocasiones de todos los colores y si no acabó completamente desintegrado fue por dos razones: porque Cañizares salvó un par de goles y porque Ayala, que por eso ha sido un grande durante tantos años, supo salir a tiempo del infierno. El empate sabe muy sabroso para el cuadro de Quique, que llegó en medio de una crisis y este punto le permite asomarse afuera. Le concede la clasificación para octavos, así como una tregua mientras recupera a algunos de sus lesionados.

SHAKHTAR 2 - VALENCIA 2

Shakhtar: Shust; Huschman, Chygrynkskiy, Srna, Rat; Lewandowski, Fernandinho (Duljaj, m. 88), Jadson, Matuzalem; Aghahowa y Brandao (Marica, m. 75). No utilizados: Shutkov; Kucher, Leonardo, Vorobey y Gay.

Valencia: Cañizares; Miguel, Ayala, David Navarro (Hugo Viana, m. 86), Moretti; Angulo, Edu, Albiol, Silva; Villa (Regueiro, m. 90) y Morientes (Joaquín, m. 76). No utilizados: Butelle; Curro Torres, Pallardó y Jorge López.

Goles: 1-0. M. 2. Jadson marca de falta directa por la escuadra derecha de Cañizares. 1-1. M. 18. Morientes puntea un saque de falta de Villa. 2-1. M. 28. Fernandinho, de fuerte disparo desde fuera del área. 2-2. M. 68. Moretti peina un saque de esquina de Villa y Ayala cabecea en el segundo palo.

Árbitro: Petre Frojdfeldt. Amonestó a Brandao, Huschman, Villa, Srna y Matuzalem.

Unos 37.000 espectadores en el estadio Olympiyskiy.

Más información

Lo había advertido Pichi Alonso, que lo conoce bien. Técnica no le falta al Shakhtar, ni alegría en su juego, que para eso cuenta con un buen puñado de brasileños de la estirpe de los jugones. El diminuto Jadson, por ejemplo. No había pasado un minuto cuando lanzó una falta majestuosa por encima del palo que cubría la barrera y Cañizares ni siquiera anduvo cerca de tocar el balón, que entró por la escuadra. El Valencia mostró todas las carencias defensivas que ofrece la pareja Ayala-Navarro. Éste se llevó broncas de todos lados: de Ayala, de Cañizares, de Moretti... Probablemente de Quique llegado el descanso. A pesar de su penosa actuación en Vigo, Ayala y Navarro estaban otra vez juntos porque, acuciado por la baja de Albelda, Quique se lanzó a los brazos de Albiol como medio centro, a pesar de que lo considera el mejor defensa español del momento. La posición no debería haberle extrañado al chico, puesto que se formó en esa zona, pero lo cierto es que fracasó. Ni cortó ni distribuyó. Nada. Actuó con una gran timidez y apenas secundó a Edu y a Silva. Resultado: Fernandinho, Matuzalem y Jadson le dieron un repaso al medio del campo valencianista.

Villa tenía ganas de exhibirse y eso lo sufrieron al principio los defensas ucranios, impotentes ante la viveza del delantero asturiano, que levantó suspiros de asombro en la grada del club de los mineros. Y algunos aplausos después de un caño de tacón que dibujó en la línea de medios. Así llegó el primer empate, de un centro-chut de Villa que empaló como venía Morientes, su cuarto gol en la Champions. El tanto debería haber tranquilizado al Valencia, pero, claro, no con esa defensa tan obsequiosa en la que Miguel se tragaba todos los engaños. Cañizares vivió al borde del ataque de nervios, impartiendo lecciones a sus compañeros de cómo cerrar los espacios. Sin éxito. Le llegaron por oleadas y se temió una goleada humillante.

Con grietas atrás y en el medio, la solución no era fácil. Demasiados errores que corregir. El Valencia arrancó con más decisión el segundo tiempo, dispuesto a tirar la zaga cinco metros adelante. Al menos en los primeros minutos. Luego volvieron a recular y Cañizares hubo de gritarles que salieran de la cueva. El partido pintaba muy mal para el Valencia, pero en estos casos siempre queda la estrategia. Esos momentos en que no importa el juego, sino el don de la oportunidad, el instinto o lo que sea. Ayala agachó el gaznate hasta medio metro para cabecear a gol una prolongación de Moretti tras un centro de córner de Villa. Mucho premio para tan poco fútbol. La estrategia sacó de la depresión al Valencia.

Archivado En